Editorial: La caravana migratoria... una bola de nieve

La caravana que partió de Honduras con alrededor de mil personas rumbo a Estados Unidos, se multiplicó por siete; las imágenes tienen un solo calificativo: impresionante. El asunto, en extremo complejo, tiene varias lecturas, depende del cristal con que se mire.

Cómo analizar la marcha de miles de personas desesperadas que huyen de la violencia, la corrupción rampante, el desamparo, y pasa por encima de las leyes migratorias.

Se trata de miles que vienen a un país donde se ha reiterado, no se les quiere, pero ellos saben que se vive mejor, hay mejores salarios. Y son precisamente los males que en Centroamérica pululan, los que alimentan a la caravana, le permiten multiplicarse, y avanzar, cueste lo que cueste.

Claro que es ilegal -migratoriamente hablando-, que más de siete mil personas, a pie, pretendan llegar a Estados Unidos, dejar atrás las fronteras de otros países, pero... qué hay con la supervivencia, hoy Honduras clasifica como una nación en extremo violenta (con miles de homicidios cada año), con mucha desigualdad, y donde la impunidad cabalga. Los desesperados han afirmado que llegarán a esta nación como sea, y no sorprende que la actual administración, que quiere ver a los migrantes lo más lejos posible, tenga los pelos de punta, es la clásica ‘papa caliente’. Cómo impedir que entren. Está por verse.

Muchos medios de prensa se regodean con la historia, hablan de desesperación, por un lado, y de las medidas que adoptará el presidente Donald Trump, por otro.

Volviendo a lo de la acción ilegal, desde el punto de vista de leyes e inmigración, la caravana anunció que pretende llegar a Estados Unidos (a muchos no les interesa quedarse en México), insertarse en la sociedad, todo ello sin permiso, su visa. ¿Su visa? La desesperanza y la agonía con que viven en su país de origen. Duele, pero lamentablemente el mundo de hoy no funciona así.

Por mucho tiempo se habló en bien -y en mal- de la llamada “Ley de pies secos, pies mojados”, que favorecía a los cubanos al poner un pie en los Estados Unidos. Hoy muchos cubanos que llegan a la frontera se convierten de inmediato en parte de la población penal en El Paso, Louisiana y otros lugares.

¿Cómo terminará esta terrible odisea de miles de personas descalzas, con niños pequeños, que prosigue su camino con la vista puesta en un solo lugar: Estados Unidos? Nadie sabe. Lo que está claro es que trae consigo un problema de marca mayor en lo concerniente al renglón diplomático y migratorio. ¿Cómo los detendrá Trump?

El mandatario estadounidense adelantó que suspenderá o recortará (que no es lo mismo pero es igual) la ayuda económica a Hounduras, El Salvador y Guatemala.  

A su paso los caravanistas han recibido muchas muestras de solidaridad. El problema es como una bola de nieve.

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