Un acto de justicia por el inmenso deseo de hacer
Los hombres van en dos bandos: los que aman y fundan, y los que odian y deshacen, escribió José Martí.
Cabe apuntar que entre los millones de inmigrantes hispanos hay muchos con talento, personas que esgrimen -conscientes de ello o no- que la mejor manera de decir es hacer. Es que obras hacen amores.
El pasado viernes 13, y no porque hayan transcurrido varios días debe pasar inadvertido. No. De alguna manera, cuando se reconoce, valora el quehacer de un inmigrante, es como si en el reconocimiento se tuviera en cuenta a todos.
Un grupo de amigos tuvieron a bien organizar un encuentro tan sencillo como solemne, en el que se destacó la labor de Dalia Suárez, una venezolana afincada en la ciudad de Las Vegas.
Vinculada a diferentes grupos, participante sempiterna en numerosos eventos comunitarias, artista de teatro, activista... a Suárez se le ocurrió hacer la bandera que identifica a los inmigrantes, volcar en un honroso pedazo de tela su noble y hermoso sueño.
Zory Caldera y Alberto Manrique, entre otros, organizaron el encuentro ‘sorpresa’. Varias personas expresaron sus criterios respecto al desempeño de esta inquieta venezolana, mientras a la homenajeada -sencilla como siempre-la emoción la embargaba por dentro (y por fuera).
“Sólo hice una bandera para recordar de dónde venimos, a las familias, y claro, llamar a la unidad entre los hispanos, los inmigrantes”, dejó sentado la venezolana.
Reservando las mayores emociones para el final, lo mejor estaba por venir, cuando la concejal Olivia Díaz dio lectura a una Proclama que destaca el desempeño de esta amiga de tantos, una inmigrante por más de 20 años, que no pierde el piso, no se le suben los humos.
La Proclama, con sobrada justicia, reconoce el 13 de mayo (el mes de las madres y las flores) como el ‘Día de Dalia Suárez en Las Vegas’. Bravo. Con ello se destaca el quehacer de tantos hispanos.
El emperador Justiniano El Grande significó: “Justicia es un firme y constante deseo de dar a cada uno lo que le es debido”. Sabias palabras, que tomaron fuerza mayor el pasado 13. Por eso no sorprende que los aplausos se apoderaran del local cuyo dueño y empleomanía acogieron con entusiasmo el referido encuentro.
Dalia Suárez es una mujer enferma, y en gran medida eso hace aún más grande -si cabe- su laboriosidad, el tener siempre presente a la comunidad; confeccionar la bandera que identifica a los inmigrantes puede ser su ‘obra maestra’, ésa que hizo ella misma hace valer pese a las adversidades.
Enhorabuena, gracias por llevar tan dentro lo que millones de personas dejan atrás en busca de una vida mejor, para hacer realidad los sueños y aspiraciones.
La bandera, los colores, el significado, la fmilia, viste de largo a la comunidad hispana, a los inmigrantes todos. Está claro el mensaje y el llamado a la unidad. Gracias.