Editorial: La ‘ola roja’ que no fue

Si alguien consideró la baja popularidad del presidente Joe Biden, los acuciantes problemas económicos -con una inflación no vista en décadas-, y encima lo concerniente al tema migratorio, como obstáculos insalvables para el mandatario y su partido... lo visto en las elecciones intermedias dejó a muchos con los ojos cuadrados.

Pese a lo anterior, sin dudas con un peso considerable, los demócratas retuvieron el Senado. Lo acontecido en Nevada, la disputa por un puesto senatorial entre Catherine Cortez Masto y Adam Lazalt, ratificó que la contienda era justamente una carrera de resistencia, no de velocidad.

El estancamiento republicano (por llamarlo de alguna forma) a mitad de mandato ya es oficial. Los demócratas consiguieron retener el control del Senado de EE.UU.

Pero ¿esto qué significa? Con este resultado los republicanos no pueden bloquear a los candidatos del presidente Biden para los tribunales federales.

Disponer del control demócrata de la Cámara alta, con 50 de los 100 senadores, además del voto de desempate de la vicepresidenta, Kamala Harris, le hará al presidente algo más fácil la segunda mitad de su mandato.

Por otro lado, como se sabe, el Senado tiene en sus manos la potestad de ratificar o votar los nombramientos de altos cargos del gobierno, de los jueces federales, y los del Tribunal Supremo.

Por supuesto no se esperan bajas en el Supremo en los próximos dos años, pero si éstas tuvieran lugar, Biden podrá elegir sustituto sin muchos obstáculos a superar.

El presidente considera nombrar más jueces federales, al ganar -o retener el Senado- puede proceder con más cautela no de forma acelerada. Son varias las posiciones que exigen, requieren la confirmación del Senado, que dicho sea de paso también tiene influencia en procesos políticos como los llamados ‘impeachments’.

Es relevante el resultado, quizás hasta sorpresivo, más cuando un número considerable de ciudadanos acariciaba la idea de que a los demócratas les iba a ir mal, varios aspectos (sobre todo la economía) se confabulaban contra ellos, tal vez eso incidió en lo reñida de algunas contiendas y tuviera que esperarse hasta último momento.

El ex presidente Donald Trump, quien anunció la llamada ‘ola roja’, una especie de avalancha roja, apoyó a varios candidatos, vio que todo se derrumbaba como ‘castillo de naipes’, por si fuera poco al republicano Ron DeSantis le fue muy bien, se ratificó como gobernador de la Florida, comprobó que tiene un sólido respaldo, y puede ser un contendiente a derrotar en la carrera por la nominación republicana con la vista puesta en la Casa Blanca en el 2024.

Varios especialistas presagiaron que un menor apoyo a los demócratas por los electores hispanos podía contribuir a la ‘ola roja’, No fue así. Los hispanos son el grupo étnico de mayor crecimiento dentro del electorado estadounidense; no faltaron quienes vaticinaron que iban a favorecer a los republicanos, sin embargo hoy los demócratas ven a sus rivales... por el espejo retrovisor.

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