Editorial: Jóvenes con habilidades... el futuro

Es una verdad tan grande como una casa o un barco que a los jóvenes corresponde el mañana, el futuro.  Tomando en consideración este aspecto, hace siete años la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 15 de julio como el ‘Día Mundial de las Habilidades de la Juventud’.

Tal fecha resulta, de manera incuestionable, un excelente momento para resaltar la importancia y el derecho que tiene todo joven a recibir una educación de calidad, que le permita, -independientemente de sus características y orígenes-, el desarrollo de sus habilidades e intereses, y los prepare para hoy y mañana.

Con la pandemia, esa que lo viró todo ‘patas arriba’ y responde al nombre de Covid 19, un número considerable de jóvenes quedaron desempleados... queda mucho por hacer para favorecer el desarrollo de las habilidades de todos los jóvenes, tanto en la formación escolar, técnica y/o universitaria.

Los jóvenes son un factor fundamental, relevante en el logro o materialización de una sociedad más justa, sostenible, pueden desempeñar un rol de importancia capital que contribuya a la solución de problemas a instancia mundial, que se presentan  como el cambio climático, la desigualdad, la pobreza, la emigración, y el mismo desempleo.

No pasa inadvertido que en muchos países las muchachas son las más propensas a sufrir las desigualdades sociales, aun cuando cuentan con una sólida formación educacional.

El reto es encontrar modos sobre cómo relevar o generar una ‘narrativa’ alternativa, un modelo realmente inclusivo que reconozca como pilar central el acceso a una educación de calidad y el reconocimiento de todos los individuos que la hacen posible.

Cada año, en ocasión del ‘Día Mundial de las Habilidades de la Juventud’ se hacen ingentes esfuerzos por desarrollar campañas que tiendan a destacar la importancia de los jóvenes, su actitud -y aptitud- ante la vida y toda su problemática, con la marcada intención de obtener mejoras. 

Solo de esa forma se podrá avanzar hacia nuevas ‘narraciones’, experiencias diferentes y prácticas sociales en las que se involucre a los jóvenes, éstos sean reconocidos, sin reparar en sus valores, ideología, capacidades, nacionalidad o cultura. 

La celebración trata de empoderar a los más nuevos  para que sean influyentes en el mundo, desde sus comunidades, y logrando objetivos globales. Sin los jóvenes es imposible apostar por conseguir sociedades justas.

Miembros de organizaciones locales insisten en la necesidad de una educación de calidad, en dotar a los jóvenes de conocimientos y habilidades, de manera que puedan abrirse paso en un mundo, un escenario cada vez más competitivo, audaz, exigente.

 

Se torna imprescindible inclinarse, fomentar el bilingüismo, que los jóvenes sean capaces de comunicarse en más de un idioma (tecnología aparte), que adquieran el sano hábito de leer, de aprender, experimentar, definitivamente a ellos pertenece el mañana, el futuro.

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