Editorial: I have a dream... el sueño de muchos

Este sábado 28 cumple exactamente 58 años el trascendental discurso ‘I have a dream’, pronunciado por Martin Luther King Jr., que resiste el paso del tiempo y cobra cada vez mayor vigencia.

Uno de los hilos conductores del discurso, en el que abundan alusiones bíblicas y literarias, es la posibilidad de ver el futuro, la convivencia en paz, el respeto entre los seres humanos, la libertad.

“No busquemos satisfacer nuestra sed de libertad bebiendo de la copa de la amargura y el odio, debemos conducir siempre nuestra lucha por el camino elevado de la dignidad y la disciplina”, resaltó el reverendo Luther King Jr.

El discurso (28 de agosto de 1963) sin dudas resultó definitorio para el Movimiento por los Derechos Civiles, el reclamo de justicia para los afroamericanos y su derecho al voto como ciudadanos de los Estados Unidos.

Literalmente armado de la Biblia y del libro ‘La medida de un hombre’ -de su autoría-, organizó múltiples campañas (por las que fue a prisión) encaminadas a fortalecer sus convicciones y ansias de justicia para todos.

Se calcula que un cuarto de millón de personas marcharon y se dieron cita frente a la Escalinata del monumento a Lincoln, en Washington, para escuchar a MLK y el referido discurso, que devino en su intervención más relevante, además de ser un grito de justicia e igualdad.

“Estoy orgulloso de reunirme con ustedes hoy, en lo que será ante la historia la mayor manifestación por la libertad en esta nación”, subrayó entonces el orador.

“Hemos venido a este lugar sagrado -dijo- que recuerda al hombre que firmó la Proclama de Emancipación, para recordar a Estados Unidos de América la urgencia impetuosa del ahora; ahora es el momento de hacer realidad las promesas de mocracia, es el momento de salir del oscuro y desolado valle de la segregación hacia el camino soleado de la justicia racial”, resaltó  

El evento conllevó a la aplicación de la ‘La Ley de Derechos Civiles’, puesta en vigor en 1964, que puso a un lado los obstáculos que encaraban los afroamericanos para ejercer el derecho al libre sufragio.

“Nunca podremos quedar satisfechos  hasta que la justicia ruede como el agua y la rectitud como una poderosa corriente... regresen sabiendo que de alguna manera esta situación puede y será cambiada. No nos revolquemos en el valle de la desesperanza”, significó en su intervención.

Entonces se refirió a su sueño. “Sueño que un día esta nación se levantará y vivirá el verdadero significado de su credo: ‘afirmamos que estas verdades son evidentes, que todos los hombres son creados iguales’.

“Sueño que los niños y niñas negras puedan unir sus manos con las de los niños y niñas blancas y caminar como hermanos y hermanas”.

Un año después de pronunciar ‘I have a dream’, el reverendo se hizo acreedor del Premio Nobel de la Paz.

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