Editorial: Es preciso respetar la diversidad cultural y el diálogo

Nadie pone en tela de juicio que dejar atrás las diferencias entre las culturas resulta indispensable para conseguir la paz y la estabilidad, e incluso el desarrollo. No por gusto se ha declarado un día del año, en todo el mundo, a la diversidad cultural para el diálogo y el desarrollo. Esa jornada se celebra este lunes 21, y se tiene en cuenta desde diciembre del 2002.

Pese a las diferentes cumbres sobre derechos humanos, armamentismo, medio ambiente, sobre el hambre, muy poco se conseguiría si los hombres -y por supuesto los países-, no reparan, respetan la diversidad cultural de cada uno de los seres humanos y de sus respectivas naciones, además de propiciar el diálogo y la tolerancia, enrumbar hacia el desarrollo personal y del territorio donde se reside.

Profesar otra cultura, el hecho de que no le guste a alguien la comida, la religión, la música, el cine, la manera de vestir, el comportamiento a solas o en público de otra persona, las preferencias sexuales, no le da derecho a ese alguien a considerarse superior, mirar a los demás por encima del hombro, con desprecio, o lo que es peor, con indiferencia, en vez de fijarse, aprender, respetar, tolerar... lo mismo ocurre entre los países, entonces nada mejor que el diálogo y las acciones transparentes, la aceptación.

Las personas que integran la comunidad hispana asentada en el valle y a lo largo y ancho de los Estados Unidos, por solo poner un ejemplo, encaran situaciones más tensas o menos tensas, por diferentes circunstancias, sin embargo posiblemente peores las enfrentaron en sus países de origen, aquejadas por las carencias, la violencia, la drogadicción, el desempleo, los salarios de miseria, la corrupción y un largo etcétera, pero aun lejos de casa se las ingenian para mantener vivas sus costumbres y tradiciones, lo que aprendieron de padres y abuelos... es que sencillamente lo último que se puede perder es la cultura, o para decirlo de otra manera, es lo primero que hay que salvar, llevar a todas partes, promoverla, cuidarla.

En los tiempos que corren el diálogo, el respeto mutuo a la diversidad cultural, cobran importancia capital, a tal extremo de que puede conseguir muy poco si no se ponen en práctica en lo particular y lo general; vale preguntarse cómo conseguir o propiciar una relación diafana, sólida, si no es sobre la base del respeto, y en ese ‘saco o bolsa’ cae por su propio peso la diversidad cultural; no se puede hablar de desarrollo, de reducir la pobreza, si los interesados no son capaces de respetar la cultura que distingue al otro, o lo menosprecian y discriminan.

 

Antes de burlarse de la cultura de otras personas de diferente nacionalidad, que es como burlarse de sus antepasados, es mejor enseñar a niños y adolescentes a respetar, a tolerar, a compartir, a ser solidarios, a escuchar y aprender, es la fórmula para salir adelante con la diversidad cultural y el desarrollo. Es como sembrar una buena semilla.

 

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