Editorial: Es imposible conseguir el éxito sin ellas

Hay una mujer al principio de todas las grandes cosas

                                         Alphonse de Lamartine

La mujer... cuántas cosas giran en torno a ella. Transcurren 163 años de aquella tragedia en que perdieron la vida centenares de mujeres (8 de marzo de 1857) protagonistas de una huelga por mejores condiciones de trabajo.

Hoy, lamentablemente, hay algunos (cavernícolas, por más señas) que aun la consideran un ser inferior. Lo cierto es que ella sobresale en la ciencia, en el arte, en el magisterio, en la familia, en las actividades comunitarias, en todas las esferas de la vida, de eso no hay la menor duda.

En sus ‘Versos sencillos’ José Martí escribió: “¿De mujer? Pues puede ser/que mueras de su mordida/ pero no empañes tu vida/ hablando mal de mujer”.

Por si fuera poco añadió: “La mujer no es como nosotros, sino como una flor, y hay que tratarla así, con mucho cuidado y cariño...”.

Y aun fue más lejos al afirmar: “... las campañas de los pueblos sólo son débiles, cuando en ellas no se alista el corazón de la mujer”. O esto otro: “Sin sonrisa de mujer no hay gloria completa de hombre”.

La madre, la esposa, la hija, la hermana, la amiga, la compañera de labor, merecen el mayor respeto, la consideración y el reconocimiento, opinar lo contrario -sin ánimo de ofender- es literalmente ‘meter el delicado pie hasta el hombro’, más aun en pleno siglo XXI, cuando la mujer no tiene nada que demostrar, ella ha llevado a feliz término todo, con la mayor modestia y sencillez del mundo.

Resulta una verdad tan grande como una casa el hecho de que la igualdad de la mujer es esencial para solucionar problemas de cualquier índole, desde los hogareños, hasta los de carácter social, económicos y políticos.

En el valle, como parte de la comunidad hispana, hay cientos, miles de mujeres admirables, de diferentes nacionalidades, sobresalen dentro de su núcleo familiar, en la formación de sus hijos, se distinguen por el amor a sus raíces, por su desvelo, por dar lo mejor de si.

Lamentablemente la violencia doméstica, la violencia sexual, es una deuda, una materia pendiente que data ya de muchos años -demasiados- y contra la que es preciso cerrar filas; es preciso traerla a colación pues por lo general las mujeres son las víctimas.

Todo cuanto se pueda hacer por ensalzar a la mujer es válido, por contribuir a dignificarla, resaltar su quehacer, porque ellas, como las madres, lo merecen todo.

Lo acontecido en 1857 qued ó muy atrás en el tiempo -no en la memoria-; hoy (gracias al empeño de muchas de ellas), corresponden a las mujeres los mismos derechos; deben llenar de orgullo las que consiguen finalizar sus estudios universitarios, las que ven crecer a su familia, a sus hijos, como personas de éxito, más que todo por su calidad humana.

 

Los dueños y trabajadores del semanario El Mundo aprovechan la oportunidad y envían una cálida felicitación a todas en este ‘Día Internacional de la Mujer’.

 

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