Editorial: Elecciones... última llamada

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Horas, pocas horas restan para unas elecciones que se vislumbran tan esperadas como reñidas, sólo que hay que votar y votar bien, con responsabilidad, conciencia de lo que puede resultar tal acción para las familias, la comunidad, el estado, el país, y... ¿por qué no? El mundo.

El presidente Donald Trump tiene ‘algunas piedras en el camino’, los republicanos perdieron en 2018 las elecciones legislativas -se efectúan a mitad del mandato presidencial-, y eso tiene un peso considerable... dice más o menos cómo van las cosas.

Por otro lado el Coronavirus ha llevado Estados Unidos a la recesión, no importa que el presidente afirme y reafirme que la economía va a todo tren, a full, todos saben que el virus ha puesto literalmente todo patas arriba, no ha dejado ‘títeres con cabeza’.

La cantidad de personas contagiadas, más de 226 mil fallecidos a causa de la pandemia (de la que Trump sabía desde febrero), es un handicap en extremo considerable; los familiares de los fallecidos es muy difícil que comprendan cualquier intento de explicación. No sorprende que el mandatario no quiera hablar del asunto en los debates. Trump insiste en la “vuelta a la normalidad” y los contagios crecen.

Tampoco le hicieron ningún bien al presidente las protestas por la muerte de George Floyd a manos de agentes de la Policía... las imágenes de las persistentes manifestaciones, los hechos violentos, dieron al vuelta al mundo.

Por si lo anterior fuera poco el proceso de impeachment -juicio político en el seno del Congreso-, también fue un traspie, y ni hablar de los niños separados de sus padres (aseguran republicanos al más alto nivel que cuesta Dios y ayuda volverlos a reunir).

La postura del presidente ante los problemas del medio ambiente tampoco es bien mirada, menos aun la retirada de la OMS exactamente cuando la pandemia se cobraba miles de fallecidos.

Joe Biden, el candidato demócrata, ha hecho muchas promesas, sobre todo a los hispanos, quiere conceder el TPS a los venezolanos, dar marcha atrás a todo lo que ha hecho Trump respecto a Cuba.

Pero tiene dos obstáculos: era vicepresidente cuando Barack Obama deportó a miles y miles de indocumentados (un lastre tremendo), y justo es decirlo, no tiene el carisma necesario, no es un líder al que la gente sigue y se entusiasma al escucharlo.

Las elecciones de este año traen hasta el momento muchas discusiones, incluso hasta fricciones familiares -lo que no debe ser-, un debate callejero, mentiras de ambas partes (con Trump llevando la voz cantante en este sentido), pero faltan horas, el 3 de noviembre por la noche, o el 4 a más tardar pueden traer la respuesta, a menos que el actual presidente pierda y apele al Tribunal Supremo, donde en una jugada maestra tiene mayoría.

El entusiasmo de los hispanos para acudir a las urnas es digno de reconocer, tal vez este sea el año... tal vez.

 

Es cuestión de tiempo, y éste como se sabe no se detiene. Usted haga las cosas bien, como le dicta su conciencia para que pueda dormir tranquilo.

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