Este domingo 5 es una jornada especial para la reflexión. No para la reflexión de una, cinco, 20, 100 personas. Para todos. Es el ‘Día Mundial del Medio Ambiente’. Efemérides ante la que nadie debe quedar indiferente.
El aire, la tierra, el agua, sin ellos no se puede vivir. Y cuesta tan poco cuidarlo. Sin embargo está tan desaliñado el medio ambiente. Pide a gritos conciencia y responsabilidad.
Nadie quiere dejar a sus hijos, a sus nietos, un planeta literalmente destartalado, sin bosques, sin ríos, con un aire de pésima calidad, con una cifra cada vez mayor de animales en vías de extinsión. ¿Entonces?
Cada persona, donde esté, sin importar solvencia económica, si es político, médico, abogado, periodista, dueño, empleador, empleado, responsable de mantener la limpieza, ama de casa, adulto mayor, padre, hijo, todos deben preguntarse: ¿Qué puedo hacer para preservar el medio ambiente, el planeta en que vivo?
Es preciso vivir de manera sostenible, efectuar cambios sustanciales, hacer lo posible por un estilo de vida más limpio y ecológico, todo en función de proteger el hábitat.
Ahorrar agua, caminar de vez en cuando para no usar el automóvil (o usar el autobus), apostar por la energía verde, sembrar árboles, evitar la tala, separar la basura de lo que puede ser reciclable, llevar tus propias bolsas al supermercado, apagar las luces innecesarias... como puede apreciarse ‘no es nada del otro mundo’ y paradójicamente beneficia mucho.
¿Cuántas veces dejas abierto el grifo mientras te cepillas, te enjabonas o afeitas?
En muchos lugares se ponen en práctica iniciativas que involucran a los pequeños de casa, de manera que los enseñan a cuidar el medio ambiente.
Se puede muy bien educar a los niños, enseñarles que reciclar es algo divertido -la comunidad tiene una abanderada en la incansable María Conchita Espinoza-; a cerrar correctamente el grifo para no desperdiciar agua; las plantas no se arrancan; los papeles a la papelera; cuidar a las mascotas, además, las cosas que ven en las calles son de todos, además, es conveniente que aprendan a sembrar.
A todo lo anterior pueden añadirse las actividades al aire libre, recoger botellas y bolsas plásticas; rechazar lo que no se necesita; reutilizar envases y materiales; reciclar; reducir lo que necesitamos... dar paso a las compras de segunda mano.
Las llamadas compras de segunda mano -que bien que cada vez cobran más fuerza- ayudan a ahorrar dinero (por lo general son más baratos que los nuevos), contribuyen a disminuir el impacto ambiental.
El medio ambiente, su ‘salud’ es un tema sin dudas medular, de mucha importancia, pero también -lamentablemente- pasa por la percepción; es preciso platicar una y otra vez, destacar en los medios qué significa conservar, su trascendencia, y de paso preservar, cuidar lo que hay.