Editorial: El legado de Biden ¿pasará a la historia?

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El titular recorre el mundo: Trump desmantela el legado de Joe Biden con una ola de decretos.

Desde el primer día que asumió la presidencia, con solo estampar su rúbrica, el actual presidente echó por tierra un grupo de aspectos que van desde migración hasta lo relacionado con la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el regreso de Cuba a la lista de países que patrocinan el terrorismo.

Desde antes de asumir el mando, asomaron las fricciones con Dinamarca, Panamá, México, Canadá... las amenazas estaban a la orden del día. Algunos le salieron al paso al entonces electo Trump, otros apostaron por una salida salomónica: prepararse para lo peor y esperar para ver por dónde salta la liebre. No hay dudas de que ‘lo mejor’ está por verse.

Muchos (millones), aplauden la postura del poco diplomático mandatario Donald Trump, a otros millones no les agrada el giro que toman las cosas, y por supuesto, hay quienes acuden en calidad de espectadores, prefieren escudarse en eso de que no hay nada mejor que un día tras de otro.

Se da por descontado que al primero que le disgusta lo relacionado con su legado es al propio ex presidente Biden.

De seguro acariciaba la idea de que los libros de historia recogieran su labor durante cuatro años en la Casa Blanca. Ahora no faltan quienes apuntan que solo será una especie de paréntesis entre los dos mandatos de Trump.

El pésimo desempeño en el debate frente a Trump, la avanzada edad, la inflación (de alcance mundial), los acontecimientos en la frontera, la desastrosa salida de Afganistán, resultaron un lastre considerable para el experimentado político.

Todo eso está ahí, la gente lo tiene en cuenta, es más, a eso hay que añadir lo difícil de la economía familiar, para muchas familias fue como ir cuesta arriba.

Sin embargo, y es bueno consignarlo, cuando se hable de legado, no pueden obviarse sus medidas para sacar a los Estados Unidos de la pandemia, su apuesta por la energía limpia y la producción nacional de microchips para reducir la dependencia de China, junto a la eliminación de algunas de las políticas migratorias más duras impuestas por Trump. Eso no debe desconocerse.

Biden dijo adiós sin poder materializar su aspiración de ‘unir el alma de una nación’ dividida en extremo. Para su administración el tema migratorio fue una especie de bola de nieve, un tema peliagudo en extremo, en el que los parches, curas de mercurocromo, no resolvieron.

La llegada de Trump, sus medidas antiinmigrantes, sumergen en la incertidumbre a millones de personas, por el momento se cancelan muchas citas.

Si el legado de Joe Biden resiste el paso del tiempo, se va a bolina, o con el paso de los años alguien lo recuerda, será precisamente la historia quien se encargue de ello. Lo visto en estos primeros días desde que asumió Trump, permite vaticinar que todo lo que ‘huela’ a la anterior administración va a pasar a mejor vida, será engavetado o desaparecerá. 

El tiempo, sin dudas, se va a erigir como el mejor maestro.

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