Editorial: Ecuador y la ayuda necesaria

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Datos recientes registran más de 500 fallecidos y una cifra superior a 20 mil viviendas destruidas... es una tragedia lo que desde el pasado sábado 16 vive el hermano país de Ecuador y su gente.

La comunidad internacional ya tiende su mano, Cuba, por ejemplo, envió a pocas 

horas del siniestro 613 personas entre especialistas médicos y expertos en rastrear entre los escombros, mientras México enviará este 

domingo un avión con medicamentos y comida; por supuesto la reacción de los ecuatorianos residentes en el valle tampoco se ha hecho esperar. Es un momento en que la solidaridad está llamada a  vestir de largo. El presidente Barack Obama expresó al mandatario ecuatoriano su deseo de ayudar en la recuperación del país afectado.

Miembros del Club de Ecuatorianos de Las Vegas recaudan alimentos no perecederos y organizan este fin de semana un car wash con el objetivo de sumar dinero, que se espera hagan llegar por una vía segura a los más necesitados. Invitan a la comunidad a sumarse.

Es casi seguro que con el paso de los días se obtengan datos más precisos, se espera aumente la cifra de fallecidos, aparezcan enfermedades, y la carencia de agua haga lo suyo... sin dudas es espeluznante.

En las ciudades de Esmeralda, Manabí, Pedernales, se vive un infierno, nadie está dentro de las casas, pues la tierra sigue temblando y las viviendas sencillamente muestran sus rajaduras... es terrible, algo dantesco que sólo puede paliarlo un tanto la solidaridad, el asirse a la mano amiga que se tiende en momentos difíciles.

En medio de la desesperación, de los desaparecidos, de los restos encontrados, de tantas calamidades, urge ayudar de manera planificada, para que la desorganización y el sálvese quien pueda no digan la última palabra, no empeoren. Informaciones recientes destacan que un equipo de la Agencia para el Desarrollo Estadounidense (Usaid) llegó a Ecuador para ayudar en la distribución de la llamada ayuda de emergencia a la población afectada; dicho equipo, se pudo conocer, fue enviado por petición del gobierno ecuatoriano.

El argumento que esgrimen algunos de que los ecuatorianos reunidos para pedir ayuda son simpatizantes del presidente Rafael Correa, y tras ese planteamiento se escudan, es una estupidez de marca mayor; el minuto que se vive exige sacar de cada ser humano lo mejor de si mismo y ¡ponerlo en práctica! La solidaridad va encaminada a solucionar las necesidades de otros, no las propias.

La reconstrucción costará miles de millones, Correa ya lo advirtió, sin perder el optimismo, la confianza en su pueblo, en su gente donde quiera que esté, y claro, en las personas y gobiernos solidarios que no contemplan indiferentes la difícil situación.

 

El terremoto del sábado 16 pone a prueba el carácter de los ecuatorianos, su pujanza, el deseo de resarcir los daños y salir adelante; no es un secreto que encaran una prueba tensa en extremo, pero la confianza, la esperanza de que un porvenir mejor los espera no decae. Cada hijo de aquel país, cada hispano, cada persona conocedora del fenómeno, sabe también el rol que le corresponde.

 

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