Editorial: Dos efemérides y un objetivo; la vida

Dos efemérides casi se juntan por estos días, dos tan relevantes que no pueden ponerse a un lado, más que todo por su incidencia en el pasado, el presente, y lo que vendrá, sin que nadie pueda ponerse a un lado.

El Primero de Junio es el ‘Día Internacional de la Infancia’, no se trata precisamente de celebrar, es preferible hacer, recordar que no se debe criar a los niños para sean mejor o peor que este o aquel, ellos nacieron para ser felices... como tampoco se deben criar a los niños sólo para la familia, porque dónde quedan los vecinos, los amigos, la comunidad.

Es preciso enseñar a los pequeños a ser amables, respetuosos, a saludar, decir por favor, dar las gracias; tener muy en cuenta que la infancia es la edad más importante, el momento propicio para ‘sembrar’ valores. La infancia es la etapa más importante y delicada (los niños y los ancianos son muy vulnerables), no puede descuidarse la fuerza del ejemplo, los padres son el primer patrón, y los pequeños se fijan en lo que hacen los adultos.

Es una edad (o etapa) en que predomina lo receptivo, son como una ‘esponja’ que absorve lo que acontece en su entorno.

Una infancia feliz permite vaticinar una etapa adulta también feliz, es cuando comienzan a afianzarse las raíces, el autoestima, se adquieren hábitos. 

El mejor regalo para un niño es crecer en medio de una familia estable y no correr el riesgo de ‘arrastrar’ secuelas que mañana pueden ser muy pesadas.

La escuela puede ser -para muchas personas lo es- la segunda casa para un niño, pero es menester que la casa sea realmente la primera, donde se brinde amor y cariño.

Es importante incentivar el amor a la escuela, a los amiguitos, a la maestra...

El miércoles 5 es el ‘Día Mundial del Medio Ambiente’. Otro asunto a tratar siempre pues se desarrolla en él la vida , y lo desaliñado que está, por la acción del hombre.

Lo concerniente al medio ambiente, lo que se puede hacer para salvarlo, es IMPOSTERGABLE, no se puede dejar para mañana.

Es relevante tener conciencia de lo que ocurre y de lo que corresponde hacer para entregar un habitat mejor a las actuales y futuras generaciones.

El medio ambiente, su ‘salud’ es un tema medular, de mucha importancia, pero también -lamentablemente- pasa por la percepción; es preciso platicar una y otra vez, destacar en los medios qué significa conservar, su trascendencia, y de paso preservar, cuidar lo que hay.

Resulta difícil ‘digerir’ que en pleno siglo XXI haya que insistir en el cuidado del medio ambiente, convencer, ahí es donde entra a jugar la percepción, pues existen personas que se resisten a creer en los cambios que experimenta el medio ambiente. 

Científicos monitorean, siguen el comportamiento de las temperaturas, cambian las altas y las bajas; hacen su labor y muestran las cifras, en los últimos años hay una variación de entre 3 y 4 grados la alta, y eso es considerable.

Viene lo de la percepción, personas que escuchan, y concluyen: yo no lo veo así.

Se trata del cuidado que requiere el suelo, el agua, el aire; el clima, la flora y la fauna;. Hay que encarar la contaminación del aire, las prolongadas sequías, las inundaciones, por un lado, y la tala indiscriminada (un solo ejemplo), por otro, son asuntos a atender ya. No mañana, ni el mes que viene.

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