Editorial: Deje todo a un lado y sonría

La mitad de la alegría reside en hablar de ella

No vaya tan lejos, dentro de pocas horas, el primero de agosto, es el ‘Día Mundial de la Alegría’. Una excelente jornada para poner a un lado los pesares, las penas, las preocupaciones.

La pandemia, personas contagiadas, fallecidas, desempleo, afectaciones económicas, deudas, separación de los seres queridos... no es descabellado que alguien considere “no hay motivo para la alegría o la felicidad”.

La Biblia destaca en Romanos 12:12 “Alégrense en la esperanza, muestren paciencia en el sufrimiento, perseveren en la oración”.

Entonces este primero de agosto sonría, mire a su madre, a su esposa (o), a sus hijos, mire en torno suyo y de gracias; tiene familia, salud, amigos, trabajo, goza de un prestigio en correspondencia con su proceder, es de los que siente algo por dentro cuando da a quien tiene menos. Alégrese.

En medio de tiempos difíciles, complejos, hay momentos para la alegría, la felicidad, ¿son breves, escasos? No importa, sonría, y lo que es mejor, agradezca.

¿Dejó atrás una enfermedad? ¿Siente alivio? ¿Se gradúa su hijo, un amigo? ¿Consiguió el trabajo que deseaba? ¿Puede sentarse a la mesa con toda su familia? ¿Le va bien en lo que hace? De rienda suelta a su alegría, disfrute el momento. No dude que la alegría es una de las mejores sensaciones que una persona puede sentir.

En medio de todo, de las dificultades y obstáculos, experimentar la alegría, sonreír, vivir esos momentos de felicidad, tiene un poder transformador, desde el semblante mismo, el brillo de los ojos, las ansias de vivir, de querer compartir el momento con otros.

El día como tal (primero de agosto), se instauró hace 11 años, por iniciativa del colombiano Alfonso Becerra, el objetivo primordial es reparar en ese hermoso sentimiento de la vida diaria, lo que significa, y apreciarlo en su justa medida.

La alegría, coinciden los estudiosos de los estados emocionales del hombre, consiste en una emoción pasajera (que pasa rápido), y se manifiesta a través de la sonrisa, reporta placer, viene dada por el éxito en el quehacer personal, de los seres queridos.

Abrazar a un familiar, a un amigo, a quien desde hace tiempo no ve, reporta también lo necesario para poner una sonrisa en el rostro, es un detalle que reporta felicidad, alegra el corazón, y (lo bueno) es algo contagioso, para lo que no hay vacuna. 

No falta quienes aseguran que la alegría ‘vive dentro de uno’, sale a relucir, florece, por todo lo antes enumerado, entonces tiene un poder transformador positivo, que llama a reflexionar sobre ella, a aprovecharla, a no dejar que ‘se escape’, pase inadvertida.

Exteriorice su alegría, ría, abrace a quien tiene al lado, si quiere saltar hágalo, contagie a todos, contacte a familiares y amigos, a sus conocidos, platíqueles del excelente momento que vive, sonría; deje que cobre vida este hermoso sentimiento. La Biblia destaca: ‘Un corazón alegre es la mejor medicina’. Y sugiere: ‘Alégrense en el Señor’.

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