Editorial: Cuando se agolpan los recuerdos

El tiempo pasa tan rápido. Una vez más está aquí el 11 de septiembre. Es el aniversario 21 de aquel terrible suceso. Casi tres mil personas perdieron la vida víctimas de un acto terrorista que la humanidad no puede ni podrá olvidar.

La ocasión es propicia para los actos de recordación, las banderas a media asta, los minutos de silencio, las exposiciones, el hurgar en los recuerdos y exaltar el patriotismo, erguirse sin olvidar.

Los viles atentados del 11 de septiembre del 2001, fueron cuatro ataques terroristas -suicidas- perpetrados por el denominado grupo islámico Al Qaeda contra los Estados Unidos. Un crimen que más de dos décadas después aún estremece.

Incluyendo a los 19 terroristas la cifra de personas que perdieron la vida ascendió a dos mil 996. La historia puede muy bien quedar dividida en dos: antes y después del suceso que consternó al mundo.

Los agresores utilizaron como armas el vuelo 11 de American Airlines; el vuelo 175 de United Airlines;  el vuelo 93 de United Airlines, y el 77 de American Airlines. Cuatro aviones comerciales que transportaban pasajeros.

Dos aeronaves se estrellaron contra las Torres Gemelas (Nueva York), la tercera impactó la sede del Pentágono (Washington), y la cuarta cayó en campo abierto en Pensilvania.

Han transcurrido 21 años y la herida sigue abierta, familiares de las víctimas, testigos, bomberos, expertos en buscar personas entre los escombros no olvidan, sencillamente es imposible borrar aquellas imágenes de la mente, esas que dieron la vuelta al mundo y estremecieron a todos.

La historia recoge que el 11 de septiembre del 2001, a las 8 y 46 minutos de la mañana, el vuelo 11 de American Airlines, (con 76 pasajeros, 11 miembros de la tripulación y cinco terroristas), impactó los pisos comprendidos entre el 93 y el 96 de la torre norte. Una impresionante bola de humo y fuego se apoderó de la instalación de 107 pisos. La aeronave cubría el recorrido de Boston a Los Ángeles antes de ser secuestrada.

El vuelo 175 de Uniter Airlines, a las 9 y tres minutos chocó contra la torre sur. Entonces a nadie le quedaron dudas de que era un acto terrorista contra los Estados Unidos. Viajaban 51 personas en calidad de pasajeros, nueve integrantes de la tripulación y cinco terroristas. El avión partió de  Boston con destino a Los Ángeles. Fue secuestrada entre las 8 y 42 y las 8 y 46 minutos. Los terroristas desviaron la aeronave hacia Manhattan.

En conmovedoras palabras varios bomberos recuerdan: “comenzamos a buscar en medio del humo y la tierra, entre escombros, no se podía identificar nada... había mucha gente golpeada, no teníamos ni máscaras ni aire para respirar”.

Las puertas se quedaron trabadas al moverse los marcos, habían muchas personas atrapadas en los ascensores, con quemaduras, desesperadas. Imágenes dantescas le daban la vuelta al mundo, a un mundo que se resistía a creer lo que veía. Desde entonces todo fue distinto.

Lo importante es no olvidar, perpetuar la memoria de las víctimas. Ese es sin dudas el mejor y más brillante homenaje. 

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