Editorial: Cuando los niños son el ejemplo

Si dejas salir tus miedos tendrás más espacio para tus sueños

Estos niños no son como los de antes, no respetan...

Esta generación está cada vez peor, no escucha a los mayores.

Las frases que encabezan este editorial, a fuerza de repetirse, cobran una fuerza inusitada, solo que  en ocasiones -muchas ocasiones- choca con la realidad, y ésta resulta en extremo alentadora, a tal punto que permite ver el presente y el futuro con optimismo.

Hay mucho valor en el apego a las raíces, en lo que se aprende de los abuelos, de los padres. Es el caso del pequeño Maximiliano Sánchez Pinedo, quien por su dedicación y constancia, por representar dignamente el arte de la charrería, acaba de recibir una Proclama firmada por el comisionado Ross Miller. ¡Qué honor!

Claro que el orgullo, el sano orgullo, llega a sus padres, a sus familiares y amigos, a la comunidad. Yudit Pinedo de Sánchez, la madre amantísima, platica de su hijo, de Yuliza, entregada, crecida en cada competencia ecuestre, a tal punto de imponerse recientemente en la denominada ‘carrera de barriles’. “Heredamos de mi padre el amor por la charrería, y gracias a Dios a mis hijos les apasiona”, asevera.

Qué bien que a través de sus hijos, y con su ejemplo, Yudit y ‘Escaramuza Charra Colibríes de Nevada’ viven un excelente momento, ratifican el amor por lo que aprendió de su padre, sencillamente ‘lo lleva en la sangre’ y se encarga de transmitir todo lo que sabe a sus pequeños, a las integrantes de ‘Escaramuza...’. No es extraño que la propia Yudit afirme: “mi ser les dio la vida y mi corazón se quedó con ellos”.

Volviendo a Maximiliano, a su emoción al recibir la Proclama, el aplauso de las autoridades, de familiares y amigos, el orgullo que alcanza también a la escuela donde toma lecciones, a sus maestros y compañeritos del salón de clases.

No es correcto en ocasiones -menos aún tratándose de niños- generalizar (para bien o para mal), sin embargo el homenajeado, como muchos otros pequeños residentes en el valle, pone bien en alto a la comunidad hispana, a los inmigrantes, y no queda de otra que quitarse el sombrero, felicitarlos, interiorizar que estos menores ‘construyen’ hoy mismo el futuro, ese mañana que les pertenece por derecho propio y al que deben acceder convencidos de que el éxito es de quienes se sacrifican, se empeñan en aprender, respetar, mantener vivos los recuerdos, el ejemplo de sus abuelos y sus padres.

“Todo lo que haces y dices guía el camino de tus hijos, destaca Yudit, de ahí la importancia de guiarlos por el mejor de los caminos, sin restarle la responsabilidad con que deben enfrentar sus tareas y retos, sin compararse con alguien, sólo tratando de superarse ellos mismos... nos queda como padres ver la semilla que germina”, dice entusiasmada, sin ocultar la emoción que la embarga y pone lágrimas en sus ojos.

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