Editorial: Con sensibilidad y sin paternalismo

Hace casi tres décadas (1992) la Asamblea general de las Naciones Unidas proclamó el 3 de diciembre como el ‘Día Internacional de las Personas con Discapacidad’, con el marcado propósito de propiciar su integración a la sociedad.

Millones de personas deben preguntarse, al menos en el entorno más cercano, si 29 años después se han podido materializar los objetivos.

¿Se desterraron los tabúes? ¿Cuánto se ha concretado en favor de la integración de los discapacitados a la sociedad? ¿Se pone en práctica la inclusión?

Es casi seguro que las respuestas sean un rotundo NO. Entonces literalmente la interrogante es otra: ¿Qué se puede hacer para revertir la situación?

Resulta una verdad tan grande como un estadio que las personas con discapacidad, de una manera u otra resultan más vulnerables, con frecuencia afrontan riesgos de enfermarse, incluso con patologías que se pueden prevenir.

Algo debe quedar claro, discapacidad no quiere decir incapacidad, o sea, NO HAY que tratar a una persona con discapacidad con paternalismo, sencillamente hay que tratarla como lo que es: un ser humano.

Algunos discapacitados en sus entrevistas para el semanario El Mundo han dejado claro que prefieren se les ayude a hacer suyas herramientas que les permitan adquirir habilidades, poder desenvolverse y salir adelante por si mismos. “A nosotros, afirman, nos corresponde demostrar (más que a otros) la capacidad para desempeñarnos en diferentes posiciones”.

Es incuestionable que los avances médicos, las sesiones de fisioterapia, el interés de los mismos discapacitados, ayudan de manera significativa, sin embargo no se puede poner a un lado el hecho mismo de que el universo de personas discapacitadas tiende a crecer.

Datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), aseveran que el 10 por ciento de la población mundial vive con alguna discapacidad -o sea, alrededor de 650 millones de personas-, y la cifra aumenta en correspondencia con la densidad poblacional, algunas enfermedades (como la diabetes), e incluso los accidentes de tránsito.

Un por ciento aún menor ocupa cargo de responsabilidad a diferentes instancias, a causa precisamente de los tabúes. 

Se impone luchar por la inclusión, el derecho, el bienestar de las personas discapacitadas, poner en práctica la sensibilidad, llamar a la conciencia sobre la situación que encaran en diferentes aspectos de la vida, saber qué necesitan y en correspondencia ayudarlas para que mejoren su calidad de vida.

Para lo anterior es menester tener en cuenta que hoy el concepto de discapacidad se basa más que todo en el aspecto social, enfocada en las llamadas barreras físicas y de actitud (con c), que de manera absurda restringen la participación efectiva de los discapacitados, de manera que la mencionada discapacidad le impide o restringe a muchos la participación plena en la sociedad en igualdad de condiciones.

 

Este viernes 3 llegue a las personas discapacitadas la felicitación. Aún queda mucho por hacer.

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