Corren días difíciles, complejos en extremo. Millones de personas siguen con atención la batalla que libran los bomberos para aplacar los incendios en California.
Muchas personas fallecidas (información reciente señala 24), una cifra considerable ha perdido sus viviendas, refugios de animales colapsados, recursos invertidos, el sufrimiento de la tierra, que demora años en recuperarse. Es una tragedia. Hay personas desaparecidas. A ellos se unen las carreteras bloqueadas.
Fallecidos, heridos, evacuados y destrucción por todos lados son los resultados de los incendios que se extienden en Los Ángeles y no han podido ser controlados.
El siniestro dura casi dos semanas, los bomberos encaran una etapa crítica, las autoridades informan que las amenazas persisten, más aún por los vientos.
Las informaciones dejan sentado que los incendios en Eaton y Palisades clasifican como el segundo y el cuarto más destructivos en la historia de California.
El presidente electo Donald Trump ha aprovechado las redes sociales para criticar a las autoridades de California, en especial al gobernador democrata Gavin Newsom, a quien acusa de no gestionar de manera adecuada el suministro de agua. La alcaldesa Karen Bass destacó que el mandatario electo está invitado a recorrer las zonas de Los Ángeles afectadas por los incendios forestales.
Cuando se destaca la solidaridad, el trabajo de los bomberos mexicanos, la escasez de agua, el recorte del presupuesto, lo complicado de la situación, los cuantiosos daños, por supuesto no faltan quienes ponen el optimismo por delante, están conscientes de la compleja situación, sin embargo no desmayan. “No es cuando te caes, esgrimen, son las veces que te levantas”.
Sobre la catástrofe. La vicepresidenta Kamala Harris apuntó: “Presenciamos una devastación masiva que impactará a múltiples generaciones”.
Acto seguido afirmó: “A veces hay que buscar optimismo en el heroísmo de la gente”, en referencia a los cientos de bomberos, personal de los servicios de emergencia, policía y decenas de voluntarios que se han volcado ante esta situación sin precedentes.
Los expertos destacan que la baja humedad de la zona, los llamados vientos de Santa Ana —con velocidades cercanas a las de un huracán— y la falta de infraestructura resultan las principales causas de la enorme devastación.
Se trabaja de manera incesante, varias celebridades han perdido sus propiedades, se han refugiado en viviendas de otras personas, han visto desaparecer lo que consiguieron luego de años de trabajo. Las edificaciones dañadas, literalmente desaparecidas, se cuentan por miles.
En medio de tanta calamidad y desastre, la solidaridad se ha hecho sentir, la ayuda federal, los bomberos han llegado desde diferentes lugares, incluido Nevada, no han faltado las palabras de aliento, la certeza de que el mal momento quedará atrás, será un mal recuerdo. Por encima de todo debe primar el optimismo, la confianza en el triunfo.
