El primero de julio del 2018 puede marcar un antes y un después para México, el rotundo triunfo de Andrés Manuel López Obrador, dejó a muchos con los ojos cuadrados...
AMLO, en representación de la Coalición Juntos Haremos Historia, paseó la distancia ante sus rivales: Ricardo Anaya, José A. Meade (del PRI, gran perdedor) y Jaime Rodríguez. Consiguió el 53 por ciento de los votos.
Todos ellos, durante la campaña presidencial, abordaron temas de importancia medular para la población, entre ellos el empleo y reformas en educación, con el propósito de mantener alejados a los jóvenes del reclutamiento por parte de pandillas y grupos criminales.
Qué va a pasar en el vecino país el próximo sexenio... ni con una bola de cristal se puede vaticinar. Ojalá López Obrador haga quedar mal a quienes trataron de restarle méritos, de desacreditarlo, de disminuir la objetividad de sus planes y estrategias de trabajo.
Ojalá el presidente recién electo y su equipo de trabajo, que él mismo califica de “todos estrellas”, puedan llevar a feliz término las promesas electoreras, puedan mostrar al mundo un México diferente en muchos aspectos, donde la corrupción no ande a galope, los salarios se correspondan con el trabajo, la violencia reciba un puntapié, destierren el hambre y la miseria.
México muestra significativa extensión territorial, más de 120 millones de habitantes, abundantes recursos naturales; posee lo necesario para que sus hijos no tengan que emigrar en busca de una vida mejor, claro, si se hacen las cosas como deben ser, sobre la base de la dignidad y el respeto al ser humano.
Millones esperan que el nuevo presidente, sus colaboradores, hagan gala de dignidad, no le permitan a nadie, aunque sea el presidente del país más poderoso del mundo, que mancillen el honor de sus hijos, los califiquen de violadores, traficantes de drogas... de eso se trata también.
Muchos consideran que los votos obtenidos, son también un castigo a quienes han mentido por años, mientras engordan sus bolsillos. Millones de mexicanos confía en López Obrador, otra decepción sería una estocada para un pueblo que quiere revivir sus ilusiones.
AMLO ha hecho muchas promesas, la mayoría pasan por el capítulo dinero, de dónde lo va a sacar, se preguntan, y claro, las mejoras deben llegar (se espera) de a poco, es ilógico esperar un cambio de golpe y porrazo... es preferible cambiar lo que debe ser cambiado, consolidar los triunfos.
El ganador habló de mitad de salario para el mandatario, a no viajar en el avión presidencial, a la educación gratuita, revisión de la reforma energética... no voy a levitar, dijo, voy a dirigir con los pies en la tierra. Renuncia a vivir en Los Pinos, se muestra partidario de aumentar los programas sociales. Vamos a construir una auténtica democracia, ha reiterado.
