Editorial: Accidentes... poner a un lado la irresponsabilidad al manejar

El accidente de tránsito del sábado 29 de enero, en las proximidades de Cheyenne y Commerce, estremeció, conmovió a muchas personas del valle; la irresponsabilidad de un conductor provocó que fallecieran nueve persona, él incluido.

La pérdida de un ser humano siempre es lamentable. Gary Dean Robinson (59 años), quien conducía a más de 100 millas por hora, provocó un accidente múltiple. Entre los vehículos involucrados estaba una Toyota Sienna, donde viajaba una familia, los siete perdieron la vida. Es una noticia tan inesperada como terrible. Ahora se impone la solidaridad.

A finales del año pasado un comentario aparecido en este semanario llamaba a conducir de manera responsable.

“Es preciso, destacaba, que el menos común de los sentidos -el sentido común- no falte, que no falte la mesura y el hacer las cosas con responsabilidad... es mucho lo que hay en juego en cada accidente, con su nefasta carga de muerte, heridos, pérdidas materiales, traumas”.

Dean Robinson había sido requerido por conducir a exceso de velocidad, sin embargo no aprendió la lección. El precio de su proceder es significativo, doloroso, triste. Siete vidas arrancadas en segundos. Su negligencia llevó el luto a una familia.

En más de una oportunidad, desde estas mismas páginas se ha resaltado: “Nadie debe llamarse a engaño, conducir bajo los efectos del alcohol convierte al chofer en un asesino en potencia, y las estadísticas dejan sentado que textear o hablar por teléfono cuando se está al volante es aún peor”.

Todo cuidado al volante es poco. En diciembre del 2021 el causante del accidente fue multado por manejar por encima de los límites de velocidad establecidos; en el 2017 también recibió un ticket por tal motivo.

Es necesario conjugar la responsabilidad y el hecho mismo de ser receptivo, entender de una vez por todas que no se vive en la jungla, donde impera la ley del más fuerte. Es imprescindible respetar las leyes. 

Si alguien quiere jugar una y otra vez con su vida, pese a las advertencias, multas y recomendaciones, es su vida, pero quede claro, no tiene derecho a proceder de tal manera que arrebate la vida a otras personas

Ingerir bebidas alcohólicas y conducir, textear mientras se va al volante, el exceso de velocidad, el no respetar el derecho de vía, no ceder el paso, no prestar la debida atención al control del vehículo... constituyen violaciones que por lo general se acompañan de lamentos y noticias tristes, entonces lo correcto, lo lógico es procurar evitarlas, cumplir lo que está establecido en el Manual de conducción, con el marcado propósito de evitar accidentes.

Ingerir bebidas alcohólicas, consumir sustancias, hablar por teléfono, textear y manejar no se llevan bien. Tener complejo de conductor de Fórmula 1 en la vía pública tampoco. Ante la irresponsabilidad bien vale reflexionar para evitar tragedias.

Nada hay más preciado que la vida, ¿por qué jugar con ella y la de otras personas? ¿Por qué llevar el luto y el dolor a otras personas, a otras familias?  

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