Editorial 12-06-14: Agradecer, amar y construir

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Las noticias llegadas de Ayotzinapa, México; lo sucedido en Ferguson, Misurí, y las reacciones; personalidades que se quitan la vida, países en que cada vez es mayor la cifra de niños trabajando, o prostituyéndose, consumiendo drogas, constituyen solo un botón de muestra de cómo está hoy el mundo.

Todo lo anterior sin hablar de guerras, bombardeos, asaltos, la aparición de enfermedades que en pocos días provocan la muerte de miles de personas... hay motivos para estar apesadumbrados, preocupados, pero mejor aun, urge tomar cartas en el asunto.

Millones de seres humanos celebraron hace poco el Día de Acción de Gracias, una jornada que bien merece extenderse a los 365 días del año. Sencillamente, pese a tantas calamidades hay muchas cosas por las que se debe agradecer. Hasta el más humilde en los Estados Unidos tiene posibilidades que el más pobre en otro país, ni siquiera puede imaginar.

Gracias se dice con la boca pero vale reconocer que la palabra cobra más fuerza cuando se dice con hechos. Es difícil encontrar algo mas encantador, que motive y brinde tantas esperanzas que una persona agradecida. Indudablemente las quejas y la inconformidad acechan a cada paso, es algo que contagia. La gente mal agradecida siempre se queja. No es extraño que quienes están cerca de ellos todo el tiempo, comiencen a quejarse también.

Mejor fuera que familiares, vecinos, amigos, compañeros de trabajo, conocidos, dejaran siempre una huella de agradecimiento, de motivación, de alegría de vivir, y deseos de hacer. El mundo entonces fuera distinto. Las cosas buenas, constructivas, alentadoras también se contagian.

El respeto a los adultos mayores, a los padres, a los maestros, a los niños, el ser amable, el evidenciar educación formal, sencillez, son valores que no traen consigo meterse la mano en el bolsillo, gastar, sin embargo tienen un significado extraordinario. 

Quizás haya que preguntarse si el origen de los males enumerados antes tienen su origen en ser malagradecidos o no respetar. Tal vez estos lodos trajeron aquellas tempestades... ¡y corregir no cuesta nada!

Diciembre es un mes precioso, de alegría, de celebraciones, de cenas familiares, regalos, música angelical, por qué no hacer de él un mes para agradecer, respetar, considerar lo que tenemos -siempre será mejor que pensar en lo que nos falta-, ayudar a un enfermo o tender la mano a un necesitado.

Todos los empleos y trabajos son honrados, desde una oficina, una escuela, limpiar, cuidar el orden, la salud de un semejante, atender en una vulcanizadora, construir, ser ama de casa... sin embargo estas profesiones u oficios ganan más cuando se es también obrero de los buenos sentimientos.

Trasciende la noticia de que por indicación del presidente Barack Obama se va a invertir dinero para dotar a los policías de cámaras que permitan filmar y ganar en claridad en hechos polémicos, como sucedió en Misurí donde perdió la vida el joven Michael Brown a manos del agente Darren Wilson. ¿Será necesario? ¿Se cumplirán las expectativas?

Ojalá millones en todas partes puedan decir: Gracias Señor porque no estoy en el bando de los que odian y destruyen, por ser de los que aman y construyen.

 

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