Editorial 11-15-14: Me dueles, México

La comunidad mexicana del sur de Nevada tiene motivos para estar intranquila: La desaparición en septiembre pasado de 43 jóvenes estudiantes de Ayotzinapa, Guerrero, México, y los sucesos ocurridos después son tan lamentables que trascienden fronteras y cada vez penetran en más corazones. 

Entre más pasan los días, entre más se conoce información, detalles e historias alrededor de la tragedia de los 43 jóvenes y el calvario que viven sus familiares, más mexicanos se suman a la indignación y al malestar. 

A las manifestaciones en diversos lugares de México se han sumado las de Las Vegas. Son varias las protestas públicas de mexicanos residentes del valle, quienes con carteles, mantas, gritos, y quejas piden el regreso de los 43 jóvenes. Y también gritan !Ya basta!

Pero en México la exigencia de que aparezcan los 43 estudiantes ha crecido a una demanda nacional de respeto a los derechos humanos. Tal parece que los sucesos de Ayotzinapa (lugar donde se encuentra la escuela normal de los 43 jóvenes) han venido a ser la punta del Iceberg de los muchos y antiguos reclamos de la sociedad maltrecha.

El maltrecho pueblo mexicano está agobiado por años y años de crisis económicas, por desempleo, violencia con secuestros y asesinatos (ya son más de 30 mil muertos según el gobierno mexicano) por el crimen organizado. Y parece que la olla de presión no aguantó más con los 43 desaparecidos.

El malestar, la indignación, el encabronamiento pues, parece que va a seguir tomando las calles y los espacios de expresión para exigir el regreso de los jóvenes. Mucho más allá parece que también seguirán los reclamos de justicia, de alto a la inseguridad y a la corrupción. 

Si de verdad esta vez el mexicano que siempre ha sido aguantador ante los problemas nacionales que lo angustian, entonces estamos observando que los jóvense sí pueden regresar con vida. Y todavía más: posiblemente México podría empezar a cambiar para vivir una democracia de verdad, que beneficie a todos los segmentos de la sociedad.

Ese parece ser un sentimiento compartido por los mexicanos de allá y los de acá. Los mexicanos del exterior, como les llama la gente del gobierno, bien pueden contribuir a expresar el malestar y a guiar cambios. Esa posibilidad ha tomado forma concreta en las recientes manifestaciones con protestas por la violencia. 

“Me dueles, México”, así dice uno de los carteles de la gente que protesta.  Y ese dolor está pasando de solo sentirlo y callarlo a expresarlo en público. Las recientes manifestaciones junto a las oficinas del consulado mexicano y al letrero de Bienvenida a Las Vegas han sido protagonizadas por algunos activistas pero cada vez más por gente común y corriente, que no son líderes de opinión. Si eso continúa así veremos qué pasa el próximo 20 de noviembre, cuando está programada la siguiente manifestación. Veremos qué tanto duele México a los migrantes.

 

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