Una de las lecciones que la “Crisis humanitaria en la frontera” va a dejar es que está probando la capacidad de respuesta que tienen los gobiernos y las personas para responder a los retos que presenta, pero también está probando qué tan sensibles son las personas como por ejemplo los centroamericanos residentes de Las Vegas.
La cantidad de problemas que se vino con las oleadas de niños, jovencitos y madres con hijos pequeños pasando la frontera como indocumentados creó una situación de emergencia. Estamos viviendo una realidad y no una telenovela.
De octubre a la fecha unos 52 mil niños procedentes de El Salvador, Guatemala y Honduras han sido detenidos en la frontera estadounidense con México. Se sabe que huyen de la pobreza, violencia y deslumbrados por la ilusión y los rumores de que en “el norte” les puede ir bien (una combinación que no desalentará el éxodo de aquellos países).
Tienen muchos motivos para migrar y jugarse la vida en ello. La misma ONU ha pedido que se les considere refugiados y, como era de esperar, el fenómeno migratorio ha causado todo tipo de problemas para los gobiernos (allá en Centroamérica y aquí en EU), pero también para las comunidades en los Estados Unidos.
Esta crisis se puede ver de dos maneras; una fría y de rechazo como la expresan republicanos en el congreso y los grupos antiinmigrantes que piden su deportación inmediata. Pero hay otra perspectiva, la que pide que a esos migrantes se les trate precisamente como se califica a la crisis, como humanos; que se les procese y se atienda sus casos según corresponda (reunirlos con sus familiares, darles asilo o deportarlos).
El asunto no es nada fácil. Es complejo y requiere de muchas cosas, entre otras dinero, recursos y mucha comprensión por parte no solo de los gobiernos sino de la misma gente. Sí de la gente, y ahí es donde viene el punto central de este comentario.
¿Qué piensan, qué hacen los centroamericanos de Las Vegas respecto a esa “crisis humanitaria”?
Hasta ahora es muy poco, por no decir nada, lo que ha dicho o hecho la gente de Las Vegas originaria de El Salvador, Guatemala y Honduras. Cierto que no se sabe de niños ligados a gente residente de Las Vegas; pero sí se sabe que hay miles que necesitan ayuda, con albergue y cosas para el sustento mientras se les procesa.
El gobierno federal ha pedido dinero para lidiar con la crisis pero el congreso no se lo quiere dar. De todos modos esos miles y miles de almas deben comer y ser atendidos. Por eso muchos grupos y personas ha declarado estar prestos a ayudar (como ecuatorianos aquí en LV) e incluso hay jóvenes en California que hicieron ayuno para demostrar lo crudo de la situación.
Es triste ver que aquí en LV se nota la ausencia de una posición por parte de la comunidad centroamericana. Pasan los días y las semanas pero ninguna persona o grupo centroamericano ha dicho o hecho algo -por lo menos no público- para ayudar a lidiar con la crisis. Pero sí se sabe que ya se movilizan para sus próximas fiestas de independencia. ¿Entenderán la lección?