Editorial 04-19-14: La semana santa y los hispanos

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Son los días de la “Semana Santa”, conmemoración observada por por el cristianismo pero que beneficia a todos -aunque no sean creyentes-- con los días de descanso. Lo contrastante es cómo a pesar de ser fechas para recordar la pasión, muerte y resurrección de Jesús muchas personas, comunidades y el comercio lo toman para dedicarse a excesos e incluso a veces con un rampante desprecio.

Estos días vienen a ser algo parecido a la Navidad, el nacimiento de Jesús, pero que también se aprovecha para hacer fiestas, con baile y alcohol incluidos por no mencionar otros excesos, cuando la gente ni se acuerda o no sabe por qué la fecha.

Que quede entendido, no se critica cuando la gente se toma esta parte del año como un tiempo de descanso, de reunión familiar, sea creyente o no. Lo que se trata de resaltar con el comentario es la abierta ignorancia o la irreverencia más ofensiva de tomarse la Semana Santa para hacer “reventones”, acciones a las que precisamente llevaron a Jesús a sacrificarse para redimir el pecado tan generalizado a que había llegado la humanidad. 

Tampoco se trata de dar lecciones de religión, ni marcar pautas de conducta (cada quien es adulto y conduce su vida como le parece). Sin embargo esa conducta, civilizadamente hablando no debería llegar al punto de ofensa social. Una persona, un grupo, una costumbre social no necesitan tomar a una fecha tan sentida como la semana santa, para organizar bailes, reventones, eventos de exceso. Hacerlo como se hace tiene un costo social y cultural. Aquí podría estar parte de la respuesta a las preguntas frecuentes ¿por qué mis hijos son tan rebeldes, tan flojos? ¿Por qué hay tanta maldad?

Independientemente si la persona es cristiana o no, de otra religión o atea, la observación de estas fechas sagradas para el mundo cristiano deberían ser respetadas por todos. 

Para el cristiano hay una cierta ignorancia y o falta de firmeza en el caracter, cuando una conmemoración ofrece el beneficio del descanso, pero no se quiere saber nada más. Esto es: me beneficio de los días feriados pero no quiero hacer el esfuerzo de saber qué es, por qué. Si eso es así, entonces después con los niños y los jóvenes no se les reclame que “cuiden sus raíces, que mantengan sus valores”. Claro que hablamos por la comunidad creyente, la que se dice perteneciente a alguna doctrina cristiana incluida la católica.

Mucho del desprecio social por estas conmemoraciones viene precisamente por esa tendencia de descomposición social, con la irresponsabilidad y la pereza de no querer pertenecer a una iglesia, o bien por la apariencia de esgrimir la libertad individual.  

Sería recomendable que en el seno familiar hispano, en los hogares cristianos, se dedicara tiempo y esfuerzo a dar el lugar que corresponde a estas fechas. Con ello no solo se ofrecería respeto a Jesús y la doctrina que ha inspirado a multitudes y a generaciones. También se beneficiaría la familia por el reforzamiento de los valores y la firmeza en el caracter.

 

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