Editorial 03-01-14: Todos somos consumidores

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Todas las personas, de una manera u otra, somos consumidoras y por ello no debería haber engaños en la compra-venta de servicios y productos. Pero los hay, tome precauciones.

En estos días se llevan a cabo actividades con motivo de la “Semana nacional de protección al consumidor”, promovida por el gobierno y por organizaciones que buscan disminuir el abuso y fraudes, algo que parece nunca acabarse.

En la organización social, el sistema económico se sustenta en el capital, la fuerza de trabajo, la producción y la demanda de productos y servicios. Todo se ha ido estructurando de tal manera que se supone debe funcionar muy bien, sobre todo en las naciones industrializadas donde la ética es importante.

Pues debería pero no, porque de otra manera no hubiera sucedido lo de la reciente crisis con la reposesión de casas y el tremendo desbalance financiero que además tuvo efecto de olas para el resto del mundo.

Y ni qué hablar de países en desarrollo como México, donde la corrupción acrecienta los problemas de abuso. Por eso existen leyes, regulaciones y agencias gubernamentales que cuidan al consumidor.

Tan solo con pensar, entender que todos somos consumidores se podrían resolver los problemas de abuso en las relaciones comerciales. Es como una cadena en la que los seres humanos consumimos y producimos algún servicio o producto; es como una cadena lógica en la que todos, tarde o temprano, mucho o poco, dependemos unos de otros. 

Claro está que los grandes fabricantes, las grandes compañías tienen más poder, más influencia que las pequeñas; los consumidores con billeteras gordas tienen más capacidad de compra y de influencia en el mercado. Pero aún así los pequeños fabricantes, prestadores de servicios y consumidores comunes son la mayoría. Entonces el panorama se tiene que ver con un mercado en el que al final hay una interdependencia que solo el abuso la hace desequilibrada. 

Pero bueno dejemos este comentario en el consumidor común y corriente, en los segmentos de la población que son mayoría. Y más concretamente en la comunidad hispana.

Aquí en el sur de Nevada con frecuencia se conocen casos de víctimas de abuso por parte de paralegales o vendedores sin escrúpulos. Incluso a este semanario a veces llega gente a quejarse que fue víctima de estafa. De inmediato la respuesta es que debe hacerse la denuncia ante las autoridades incluso la Policía según el caso.

Siempre hay recursos contra el fraude y el abuso. Por ejemplo el gobierno del estado tiene una oficina de atención al consumidor, la oficina de la Ombudsman del Consumidor para Minorías. Por cierto que de una vez damos su teléfono (702-486-4575 y su e mail: mhickerson@business.nv.gov). Y todas las agencias y empresas tienen líneas de atención al consumidor, úselas si es necesario.

Pero lo mejor es no ser víctima ni tener que lamentar. Todas las autoridades recomiendan: “si a usted le hacen una oferta tan pero tan buena que parece irreal, muy probablemente no lo sea”. En estos días escucharemos muchas recomendaciones. Hay que escuchar, leer y aprender. Tomen en cuenta su sentido común. 

 

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