Editorial 01-18-14: Mejorar la educación compete a todos

Nevada ocupa el último lugar en el país en lo concerniente a educación, y su calificación es D, resalta el informe de la agencia Quality Counts... la noticia no tiene vuelta de hoja y llama a todos a preocuparse y ocuparse. La educación, como la medicina, es un renglón tan importante que nadie puede quedar indiferente.

La educación es un problema central al que urge prestar atención o prestar atención, y es que se trata de un elemento clave para el presente y el futuro. El país, el estado, la ciudad, el condado, que no tome lo relacionado con la educación a la altura de las exigencias, duele reconocerlo, está condenado a un destino gris, oscuro.

“Me siento alentado por el progreso que hemos hecho en el cierre de las brechas de logros y de pobreza en nuestra población estudiantil. Hicimos avances en nuestro cuarto y octavo grado en matemáticas y de los niveles de lectura en la prueba de evaluación nacional de progreso educativo”, expresó recientemente Pat Skorkowski, superintendente del Distrito Escolar del Condado de Clark.

Sí, hay algunas mejorías, sin embargo la situación dista mucho, está muy lejos de lo que se necesita. 

Está claro que falta educación y sobran distracciones; visitan Las Vegas millones de personas, atraídas precisamente por esas distracciones, que de paso también resultan una tentación para adolescentes y jóvenes locales.

Se organizan eventos de todo tipo, shows de diferentes características, que fungen como ‘gancho’, distinguen a la ciudad de Las Vegas, dejan dinero, y claro... distraen, entretienen, por eso para mejorar en educación, para salir del sótano, es preciso redoblar los esfuerzos, que las autoridades tomen el toro por los cuernos, y estudiantes, sus padres y maestros estén conscientes de sus responsabilidades, actúen en consecuencia.

Hacen falta más escuelas, que haya menos alumnos en los salones para conseguir una atención directa, que los maestros se superen, pero todo ello se va al suelo si los involucrados en el asunto no asumen con absoluta responsabilidad lo que les toca.

El abandono de las aulas cuando lo imperante debe ser estudiar, los problemas con la lectura, por solo citar dos aspectos, resultan un lastre para la educación.

Hay un esfuerzo, es innegable, se habla de kindergarden a tiempo completo, de las nuevas exigencias de la educación, pero a veces pareciera que el estado va a la zaga.

No se trata de saltos espectaculares, y caídas estrepitosas, es preciso tener conciencia del asunto, de lo que significa para todos, y avanzar, a base de resultados que se correspondan con el rigor educativo de estos tiempos y de los que vienen.

La educación preescolar es la base, urge preparar a los niños de la mejor manera, insistir en la importancia de hablar dos idiomas, de dominar las operaciones básicas de la matemática, leer y escribir con fluidez. 

Los maestros enseñan, sin embargo el respaldo de los padres no se puede hacer esperar. El trabajo de todos propiciará el cambio deseado en el presente y el mañana. Ya se sabe... camarón que se duerme, se lo lleva la corriente.

 

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