Editorial: ¡Viva la independencia de México!

“Sin importar el tamaño de la ciudad o pueblo en donde nacen los hombres o las mujeres, ellos son finalmente del tamaño de su obra, del tamaño de su voluntad de engrandecer y enriquecer a sus hermanos”, afirmó el héroe mexicano Ignacio Allende.

Indudablemente se puede decir más alto, pero no más claro, y la frase viene a colación por la celebración del aniversario 209 de la independencia de México el próximo domingo 15. 

Un vistazo a todo lo concerniente con el relevante acontecimiento permite asegurar que la historia de la independencia está llena de grandes episodios que comenzaron en la ciudad de Dolores, Guanajuato, cuando Don Miguel Hidalgo y Costilla hizo tañer las campañas para iniciar el movimiento que convertiría a México en una nación libre e independiente. 

Junto a Hidalgo, lo pusieron todo a un lado y se sumaron a la lucha, al largo y doloroso proceso, un grupo considerable de mujeres y hombres como Josefa Ortiz de Domínguez, Leona Vicario, Ignacio Allende, José María Morelos y Pavón, Guadalupe Victoria y Vicente Guerrero, dispuestos a dar la vida por la libertad de México. Lo hicieron sin vacilar, conscientes de todo lo que estaba en juego, capaces del mayor sacrificio. 

Fue una lucha marcada por la tenacidad, en la que a la par del valor, se enfrentaron muchas carencias, la lamentable muerte de figuras prominentes, y todo ello se encaró con la voluntad de hombres que, como dijo José Martí, llevaban dentro el decoro de muchos hombres.

Aquellos líderes tenían como prioridad luchar hasta conseguir liberar a México del dominio español, y los insurgentes estaban prestos a hacer realidad sus aspiraciones aunque en ello les fuera lo más preciado: la vida.

El asedio de Veracruz, la Toma de Guadalajara, la Toma de Valladolid, la Toma de Alhóndiga de Granadita, la batalla de Puerto de Carroza, la Batalla de Córdoba, significaron, entre muchos otros, enfrentamientos de envergadura. 

Transcurrieron poco más de dos siglos desde aquella s páginas de historia cargadas de heroismo, y hoy miles, millones de mexicanos celebran la independencia de su extenso país, es más, contagian y unen a la celebración a personas de diferentes nacionalidades.

La mejor manera de los mexicanos recordar la historia de su país, específicamente los millones que un día vinieron a los Estados Unidos en busca de una vida mejor, es entregarse al trabajo, crear con su esfuerzo, propiciar un mejor presente y futuro para ellos y sus familias.

Es aquí, en este momento, donde las palabras de Ignacio Allende cobran una vigencia colosal, los mexicanos -de diferentes regiones de aquel país- asentados en el estado de Nevada, viven orgullosos de su entrega al trabajo, de lo que contribuyen a la economía estadounidense y al país donde nacieron.

La comunidad mexicana tiene motivos de sobra para estar orgullosa de su obra, de sus innegables triunfos, de lo que ha conseguido sobre la base del esfuerzo y la entrega, esa es la mejor manera de recordar la historia, de homenajear a sus protagonistas, a los que dieron patria.

Los mexicanos que a diario salen de sus casas para ganarse el pan con el sudor de sus frentes, pueden gritar... ¡Viva México!

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