Diana Pardo dedica “Más allá del abismo” a los líderes sociales colombianos

La periodista y abogada colombiana Diana Pardo reunió en un libro que presentará en Miami las inspiradoras historias de vida de diez líderes sociales de su país para generar más empatía hacia un colectivo “admirable”, víctima constante de violencia y desconocido para muchos.

“Según datos de la Defensoría del Pueblo, cada dos días asesinan a un líder social en Colombia. Es el país de América Latina donde ocurren más asesinatos de líderes sociales”, dice Pardo a Efe con motivo de la presentación de “Más allá del abismo: relatos de líderes sociales que abren camino” en el centro cultural Imago el martes 5 de abril.

Pardo reside en EE.UU. desde hace 20 años, pero aún así “la realidad colombiana está “muy presente” en su vida, según dice en una entrevista.

EL MIEDO DE LOS LIDERES SOCIALES COLOMBIANOS

En sus entrevistas para seleccionar a los 10 retratados en el libro, todos ellos “sobrevivientes de una manera u otra” de un conflicto armado de 50 años que no ha acabado pese al plan de paz, Pardo descubrió que “el factor común número uno entre ellos es el miedo”.

Las amenazas, los atentados, vivir rodeado de guardaespaldas y medidas de seguridad, el abandono forzoso de sus lugares de origen para proteger su integridad -”de los 10, ocho son desplazados”- y el renunciar a las relaciones con familiares y amigos para no ponerlos en peligro están a la orden del día entre los líderes sociales en Colombia, de acuerdo con su investigación.

Pero más que centrarse en eso, Pardo destaca lo positivo, las “historias de esperanza” que tienen para contar esas diez personas defensoras de los más vulnerables que pudo seleccionar con la ayuda de la Fundación Compás y la Organización Internacional de las Migraciones (OIM).

En Fulvia Chunganá, Sergio Bustos, Yanet Mosquera, Mayerlis Angarita, David Cortés, Liliana Pechené, Andrés Gutiérrez, Dora Restrepo, Luiz Aida Angulo y Luz Marina Becerra están representadas la variedad de regiones de Colombia y las causas que defienden, desde el medio ambiente y los derechos de la mujer hasta la comunidad LGTB+, los campesinos, los afrocolombianos, los índígenas y los jóvenes.

Como muchos otros líderes sociales, la mayoría se vio obligada a dejar sus “veredas”, la aldeas en la que nacieron y crecieron, y asentarse en grandes ciudades a causa de la violencia.

“Lo único que no nos pueden quitar los violentos es la capacidad de soñar”, dice una de las protagonistas del libro, Mayerlis Angarita, quien participó en la Mesa de Negociación entre el Gobierno y las FARC en la Habana como delegada de las organizaciones de mujeres.

El libro, que ya ha sido traducido al inglés con vistas a su publicación en EE.UU., nació del sentimiento de “impotencia” que le genera a Pardo el hecho de que siga habiendo asesinatos de líderes sociales después de la firma del plan de paz con las FARC en 2016.

Al ver que “la realidad no cambiaba”, la abogada y periodista se planteó “acercarse a la vida” de los líderes sociales -un “término un poco frío”- y mostrar su perfil humano para “volvernos más empáticos” hacia unas personas que son capaces de dejar a un lado sus propios problemas para ocuparse de los de la comunidad.

LA “DESCONEXIÓN” URBANA

Pardo, que ha trabajado como consultora en temas sociales en Colombia y otros países de América Latina, subraya que mucha gente que vive en la ciudad, donde existe una “desconexión” hacia los problemas de zonas donde el conflicto se vive en primera línea, ni siquiera sabe qué es realmente y qué hace un líder social.

Por ende, tampoco conocen el impacto “inmenso” que tiene la eliminación de un líder social en una comunidad, porque el miedo puede hacer que nadie se atreva a tomar su lugar y su bandera y se pierdan todo los avances logrados.

“No solo eliminan a esa persona”, dice Pardo apuntando al amplio espectro de guerrilleros, paramilitares, bandas criminales y carteles del narcotráfico como potenciales autores de los asesinatos y ataques a líderes sociales.

Pardo pensó en 2016 que el acuerdo de paz firmado por el Gobierno del entonces presidente Juan Manuel Santos con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia iba a ser la “puerta de entrada” a un “país más pacífico” pero la “realidad es que no ha sido así”.

Las causas pueden ser que la paz se firmó con solo uno de los actores de una “guerra de 50 años que no ha llevado a ninguna parte”, pero también a que no se ha avanzado en la aplicación de los acuerdos todo lo que se debería, opina Pardo. Miami (EFE)

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