Cuando el cuidado es impostergable

La noticia acaba de despertar las alarmas, de prender un foco rojo, y no es para menos, por decirlo de una manera clara: una enfermedad mal curada te puede provocar la muerte.

Este es el encabezado de la noticia: Nevada experimenta la mayor tasa de sífilis en el oeste de los Estados Unidos tras un brote en Las Vegas; según las autoridades de salud se conjugan un mayor número de exámenes, el aumento de relaciones sexuales con desconocidos tras el contacto a través de las redes sociales, y por si fuera poco, un menor uso del condón o preservativo.

El vínculo de las redes sociales con la sífilis en la comunidad homosexual provocó que las autoridades llevaran su mensaje de precaución directamente a los portales y aplicaciones, en algunos casos crearan perfiles o compraran espacios publicitarios. Y es que dicho -como es preciso hablar de estas cosas cuando está en juego la salud y la vida-, todo cuidado es poco.

La sífilis es una enfermedad tan vieja como el dulce, la conocían los romanos, y vale dejar sentado que es una patología que resiste el paso de los años, no ha podido ser erradicada y se presenta en oleada. Se le detecta con un análisis de sangre, y suele venir acompañada de llagas en zonas o áreas genitales, anal o en la boca; puede progresar durante décadas.

El brote es como encender la luz en medio de la fiesta y parar la música. El Centro de la Comunidad Homosexual y Lésbico en el Sur de Nevada manifiesta que tiene conocimiento de la situación, además, asegura que la mayoría de los nuevos casos de sífilis involucran contactos homosexuales.  Las prioridades resultan insistir o reiterar la información educativa e instar a la gente a realizarse exámenes médicos, sin embargo si no se pone el mayor cuidado, se multiplican las medidas de prevención a la hora de tener relaciones sexuales con desconocidos, se opta por desterrar la promiscuidad, entonces sería como martillar en hierro frío, o arar en el desierto. 

Si no se dan los pasos correctos encaminados a prevenir, la salida lleva a contraer la enfermedad y con ella las lamentaciones. Quizás algún lector opte por echar en saco roto las indicaciones de su médico, a manifestar desinterés por los folletos impresos por el Centro de la Comunidad Homosexual, deshacerse de la indicación de análisis de sangre, y decir a voz en cuello: soy un macho, machote, dispuesto a lo que venga, es su vida, pero antes debe preguntarse qué derecho tengo a llevar la enfermedad a mi hogar, a contagiar a mi pareja.

Las autoridades de salud vinculadas al asunto proseguirían su labor, aplicarán variantes, redoblarán los esfuerzos en aras de que disminuya el número de personas enfermas, pero urge ser receptivos, afrontar la situación con la mayor seriedad. 

Es mejor prevenir que tener que lamentar. El elevado índice de personas contagiadas por la sífilis en Nevada es como para no dormir tranquilo, más aún si algunos se escudan en la irresponsabilidad y hacen de la negligencia su mejor arma.

Es menester tener claridad en que la mejor medicina no es la que cura, sino la que previene. Bajar la guardia está prohibido.

 

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