Corroborando: Sorpresa; el huracán Patricia no hizo daño

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A lo mejor tuvimos dos ganadores, pues los jovenazos que juegan fútbol hasta ahora van ganando en Chile, pues no solo le ganaron a ésta potencia del balompié, sino que también vencieron a Alemania la otra superpotencia, cuya crónica se la dejamos a Don Antonio. 

Sin embargo, posiblemente la sorpresa más grande que ha sufrido el pueblo de México (más bien gozado) fue que el tormentón, de nombre Patricia, que amenazaba barrer las costas de Jalisco y anexas, no produjo los daños mayúsculos que se pronosticaban, al grado que ahora la gente dice que no pasó nada porque esta vez sí intervino el presidente Enrique Peña Nieto, al reunir a todo su gabinete a altas horas de la noche, y prevenir al pueblo mexicano en Cadena Nacional, enfatizando que esta vez estaba preparado y el huracán, el que según los meteorólogos sería el peor del siglo no nos agarraría desprevenido, como lo acusan en Guerrero de no haber intervenido a tiempo en el caso de los normalistas de Ayotzinapa convertidos en cenizas, un caso al que todos han sacado raja política, echándole la culpa a EPN por no haber estado ahí, en medio de la sierra, para evitar que estos jovenazos, especialistas en alborotos fueran tatemados, como ellos lo hicieron con un pobre gasolinero, por una pareja diabólica, que por cierto ya está en el bote, por sus intenciones más perversas, por lo qué, ahora sí, a altas horas de la noche anunció EPN que había reunido a todo su gabinete, más el ampliado para ponerse al frente del desastre, que Gracias a Dios nunca ocurrió, bueno si, pero no como se esperaba, pues según los meteorólogos, este, el huracán Patricia se estrelló contra una montaña perdiendo toda su fuerza.

Mientras otra noticia que causó regocijo en la carrera por la Casa Blanca, (la de allá, no la de acá), la del país del dólar, no la de Las Lomas, pero decíamos, fue el baño, como se dice en el ambiente taurino que la ex Primera Dama y ex Secretaria de Estado, Hillary Clinton,  proporcionó a sus interlocutores por varias horas, cuestionario que tuvimos la oportunidad de ver aquí en San Miguel de Allende, en donde contamos con un Club Demócrata en donde nos juntamos hasta el día de la votación, sobre todo ahora, que como hemos dicho antes, entre paréntesis trae pujando a todos los países de mundo, con eso de las depreciaciones, como es el caso del peso en México, que Gracias a Dios, es el que menos ha sufrido ante las monedas de otros países que se han tenido que devaluar sus monedas, que es una cosa más seria. 

México aprendió la lección y por eso tiene enormes reservas monetarias que pueden sostener la depreciación del peso, que hasta ahora no ha afectado mucho la economía nacional, y la inflación se ha mantenido controlada, a lo que hay que darle gracias al gordito más chingón en eso de las finanzas, Mr. Agustín Carstens, quien maneja los dineros de México en el Banco de México, el que hay que aclarar, es autónomo, es decir nadie puede echar mano de lo que hay adentro, sino ya se lo hubieran repartido entre los legisladrones.

UNA CORRIDA DE TOROS INOLVIDABLE

Me tendrán que perdonar mis fieles lectores, pero esta vez dejaremos en paz un poquito la política, pues  este domingo 25 nos tocó presenciar una Corrida de Toros, de esas que no se olvidan, a lo que me atrevo relatar a sabiendas que mis lectores no son precisamente de la primera de edad, sino que la mayoría pertenecen a las glorias del siglo pasado, de los que seguramente vivieron los triunfos, tal vez no de Armillita o Lorenzo Garza, Luis Procuna o Manolete, pero si de la época de Manolo Martínez, de los Capetillo, Fermín Rivera, etc, pues sabemos que darían cualquier cosa porque allá se transmitieran las Corridas de Toros como se hace aquí en México. 

Pues bien, aquí en México ha surgido un figurón que les da las buenas y las malas a todas las figuras importadas de la Madre Patria, desde Enrique Ponce hasta José Tomás, pasando por el inconmensurable “El Juli”. (entre paréntesis torero español hecho en México, a donde llegó a los 14 años). 

Pues bien, este nuevo ídolo responde al nombre de Joselito Adame, quien ha triunfado en grande en España y a quien le tocó inaugurar la Temporada Grande en la Plaza México, la más grande del mundo, al lado del veterano Eulalio López “El Zotoluco”, y una nueva figura traída de España, José María Manzanares, hijo del gran torero del mismo nombre y por supuesto Joselito Adame. Creemos que en ningún espectáculo, incluído el fútbol y el beisbol se goza del ambiente que se disfruta en una Corrida de Toros, en donde primeramente sobresalen las figuras famosas de la industria, de la farándula  y la política. Pero sobre todo las mujeres más bellas. No hay que olvidar que María Felix no se perdía una sola corrida, siempre acompañada de su “Flaco de Oro” Agustín Lara.

Pero volviendo a la corrida, como se esperaba fue brillante de principio a fin, pues José María Manzanares, vestido elegantemente de negro, cortó una oreja en su primer toro, y en su segundo no tuvo suerte a la hora de matar, y en su segundo tampoco tuvo suerte con el acero, por algo le llaman a esta suerte la “hora de la verdad”. Pero lo apoteosis vino cuando le tocó el turno a Joselito Adame, quien en su primero redondeó una faena de ensueño, ligando toda clase de suertes y exponiendo todo, tal vez por su juventud, hasta lo máximo, quien a pesar de fallar con la espada en el primer intento, se hizo merecedor a una oreja y varias vueltas al ruedo. 

En su segundo vino lo sublime, pues desde un principio, toreando de rodillas al principio, cuajó una faena de esas de las que pocas veces se ven, ligando toda clase de suertes. Haciéndose merecedor después de un estoconazo a dos orejas bajo la protesta del público que exigía se le diera también el rabo, pero por algún detalle técnico que desconocemos, le fue negado. Sobra decir que Joselito salió en, hombros de sus seguidores. Se lidiaron tres toros de la ganadería de Don Julián Hamdem y tres de la legendaria ganadería de Xajay. A Eulalio López “El Zotoluco” le tocó el peor lote y no pudo hacer nada.      

 

Y perdonando el cambio de ritmo, y sin más por el momento, ya seguiremos... Corro... borando.

 

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