Corroborando: Remembranzas de Las Vegas

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Hace muchas lunas, cuando apenas empezábamos a dar el viejazo, mi amigo y hermano Eddie Escobedo y un servidor nos acusábamos mutuamente de haber llegado a Las Vegas cuando la Sierra Madre era señorita y cosas así, por ser ambos testigos presenciales, de por ejemplo, cuando las peleas de box se efectuaban en la arenita que alguna vez tuvo el Hotel Hacienda, (ahora el Bellaggio) el primero que se encontraba a la entrada del “strip”, en donde un caballito daba vueltas intermitentemente.

Pues bien esa fue la primera arena de box que hubo en LV, seguida por la del Silver Slipper, ya más grandecita, a un lado del desaparecido Hotel Frontier, adonde incluso una vez vino el inmortal Sugar Ray Robinson, quien ya en su ancianidad fue vencido por Art Hernández, un peleador local que seguramente nunca pasó de contarle esa tremenda hazaña a sus nietos, pues según supimos terminó de taxista. Aclarando que de esa arena, con un ambientazo que oiga usted, salieron campeones mundiales, de los cuales mi flaca memoria solo recuerda al Coloradito López, el primer Campeón Mundial que peleara en Las Vegas y que sirviera de escalón para que alcanzara la fama el inolvidable Salvador Sánchez. Posteriormente se abrió otra arena en el Hotel Showboat, ya molido por la piqueta, de donde salieron una fila de campeones, entre los que destaca nada menos que el recién violentamente acribillado “Macho” Camacho, y por lo mismo, según estas cuentas...

USTED YA NO PUEDE SALIR DE NOCHE SIN QUE LO CUIDEN, SI RECUERDA CUANDO...

1.- A la entrada de Las Vegas, después del Caballito, insignia del Hotel Hacienda, se topaba con una gran fuente verde, insignia del Hotel Tropicana, y de ahí un largo llano vacío hasta encontrar, del lado opuesto un grandioso Sultán (para esos tiempos), indicando que había llegado al Hotel Dunes, un edificio de tres pisos con un Club y enorme campo de golf, donde se presentaban en el lounge del Casino unas bellas encueratrices.

2.- Contra esquina del Dunes se encontraba el Flamingo Hotel, tal como lo dejó Bugsy Siegel, una especie de Cono circular en donde subían y bajaban círculos de luces, aclarando que en esa esquina de la Ave. Flamingo se encontraba el único semáforo en Las Vegas.

3. El Sands Hotel se encontraba enseguida del Flamingo, y allí su magna carta era Frank Sinatra y su clan formado entre otros por Sammy Davis Jr. (A quien alojaban en el barrio negro, que se encuentra en el West Side, como a todos los artistas de color que actuaban en el “strip”, incluídos artistas de la talla de Nat King Cole y Dorothy Drandidge.

El Caesar Palace todavía no aparecía.

4. El siguiente hotel era el New Frontier, construido todo imitando madera antigua y de un solo piso, en donde se presentaba en su Lounge un muchacho que hacía sus pininos llamado Elvis Presley, aclarando que no todos los hoteles tenían “showroom”, ni comedores, pues todo lo que servían de comer era un buffet. Por eso todos se burlaban cuando llegamos al Dunes con nuestro Gourmet Room, llamado Sultan’s Table con sus 11 violines de Villafontana y dos pianos en 1961.

En esos días tumbaron el “Old Frontier” y construyeron, ya en forma de edificio El Frontier Hotel

Y como apéndice del Frontier estaba el “Silver Slipper” favorito de los locales para jugar, pues Tony Canino, su manager, nos expedía “tarjetas doradas” a los locales, con las cuales cualquier trago nos costaba... 30 centavos. Qué tiempos aquellos.

5. Enfrente estaba el Desert Inn & Country Club, con un casino y “Sky Room” en el segundo piso. Ahí se presentaban artistas de la talla de Red Skelton, Jimmy Durante y Esther Williams.

6. Luego del mismo lado seguía el Hotel Riviera, uno de los más elegantes de esa época construido en un edificio de varios pisos, todo de concreto. Ahí se presentaba nada menos que Judy Garland, (a su propio riesgo, pues a veces se le pasan las cucharadas).

7. Enfrente se encontraba el Stardust, el primero en traer un show directamente de Europa, el fabuloso Lido de París, que fue el más exitoso por muchos años, hasta que el Tropicana trajo el Follies Berger y el Dunes el Casino de París, empezando la competencia en serio, pues todos empezaron a abrir “Gourmet Rooms” para sus VIP´s , cafeterías abiertas las 24 horas en forma, y los buffets en el “strip” empezaron a desaparecer. La mafia entonces estaba en su apogeo, y los “junkets” con “invitados especiales” llegaban de todas partes de EU y México dos veces por semana.

Si quería usted ver a alguien importante, todo lo que tenía que hacer era visitar el Copa Lounge, enfrente del Stardust en donde encontraba usted a todo mundo las 24 horas que estaba abierto.

Luego seguía el Thunderbird, de un solo piso pero igualmente popular en donde variedades como el de Dina Washington se presentaban en su Lounge, favorito también de los locales.

Finalmente estaba el Sahara, construido con una “gran torre”, que después desapareció entre las otras, pero que en esos días salíamos de los otros casinos en las primeras o segundas horas del siguiente día, totalmente “desfigurados” para “consultar la hora”. Agregando para esto que el dinero rodaba y todos andábamos de casino en casino.

Asimismo usted debe olvidarse del chupe y del cigarrito si se acuerda que en el centro, el que no tocamos por falta de espacio, estaban dos cines abiertos toda la noche, El Portal y el Fremont, en donde vimos las primeras películas de James Bond, como “Doctor No”.

Del centro y sus buffets de .59 centavos, nos ocuparemos en otra ocasión, pues igualmente nos faltó espacio para hablar del “Honest John”, situado en la plaza que estaba frente al Sahara, en donde conseguían empleo los recién llegados, pues entonces todo era cuestión del “juice”, como se le llamaba a las influencias que alguien tuviera. Al lado del Honest John se encontraba uno de los únicos dos mercados del pueblo, el otro era “El Pioneer” en la calle Oakey, en donde por cierto, otra de las ventajas de esos tiempos era que podía usted pagar con fichas de los diferentes casinos, en el mercado o en la gasolinera (a .28 centavos el galón y en donde tres empleados vestidos de blanco le limpiaban el parabrisa, checaban sus llantas, el agua y el aceite y de ningún modo aceptaban propina).

No cabe duda que todo tiempo pasado fue mejor y si usted también lo vivió y todavía anda dando lata... ¡ya no salga de noche!

A menos que se llame Rafael García, el de la gorra de escuditos que ayuda en la esquina de Floyd Mayweather... o Sergyo Salgado. Vaya pues.

Y ya seguiremos... Corroborando.

 

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