Corroborando: No cabe duda que los viajes ilustran... y cansan

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Estamos de regreso en San Miguel de Allende lindo y querido. ¡Ahhh! Que bien se siente estar en el hogar de uno y no porque no me guste estar en casa de mi hija en Las Vegas, donde pasamos unos días ahora que viajamos a esa ciudad que tanto nos recuerda largas etapas de nuestra vida. Decimos qué bien se siente uno en su casa porque tuvimos un viaje de regreso muy pesado, cansado y largo. Más de 20 horas desde que salimos de Las Vegas el lunes 2 de marzo por la mañana. Llegamos en avión a la Ciudad de los Palacios (que ahora no se ven por el smog), la Ciudad de México; de ahí en autobús a la hermosa ciudad de Querétaro y luego en taxi a SMA.

Llegamos bien mi esposa y yo. Pero agotados por los trotes; caminar y luego estar sentados horas... y las aduanas, ya sabe. Todo estaría muy bien a no ser por la chochez que no nos deja. Este viaje me hace recordar otros que aquí rememoro. Pero antes quiero mencionar por aquellos que no se enteraron antes, que estuve en LV para conocer a nuestro tataranieto... sí ya llegamos a la quinta generación; vimos a nuestras dos hijas y a mi hijo, a sus hijos, a los nietos, bisnietos y el más nuevecito. La pasamos muy bien y gracias a las amistades que pudimos ver o por lo menos hablar. Pero eso será motivo de otro Corroborando.

Hace muchas lunas, cuando trabajábamos en el legendario Dunes Hotel, (ahora Bellagio), año con año, en la temporada decembrina, cuando se ponía flojo el negocio, aprovechábamos para tomarnos un mes de vacaciones y generalmente nos íbamos a la Ciudad de México, a visitar nuestros familiares, entonces todavía desde nuestros padres, tíos, primos, etc., todos llenos de vida. Ahora solo unos cuantos quedan.

Pero lo que queremos relatar, es que en unos de esos viajes, pues todos eran en automóvil, cuando para el camino había que llevar rollos de papel del baño, pues las gasolineras en México eran una porquería, pues le echaban agua a la gasolina, y si se descuidaba, los dependientes, aparte de los aduaneros, le bajaban algo de la fayuca que generalmente todos llevábamos. No como ahora que las gasolineras mexicanas están más limpias y brindan mucho mejor servicio y están mejor equipadas que las americanas. Las cuales ahora son una auténtica porquería, desde que las tomaron los armenios y razas circunvecinas, en donde hasta las viejitas tienen que servirse su propia gasolina.

Es en uno de tantos viajes, lo emprendimos un servidor en su auto, un argentino de nombre Oswaldo Miller q.e.p.d. más uno de los personajes más pintorescos y populares de esa época, que trabajaba de busboy a quien otro capitán del Dunes, de nombre Bill Borland, y que también q.e.p.d., apodó “Sinatra” por  “Sinatra-ctivo”, que no sabemos si todavía vive, pues la última vez que supimos de él, trabajaba en banquetes en la Unión Culinaria de LV.

La idea de ese viaje compartido, era dejar a “Sinatra” en su pueblo natal, que era Delicias de las Manzanas, Chihuahua y a Miller en México City, en donde tomaría el avión para El Salvador, en donde tenía una novia, y por supuesto el que esto escribe se quedaría en la Ciudad de México.

Pero en cuanto a lo que hacemos mención de “Se lava ajeno”, es que cuando dejamos a Sinatra en la entonces progresista Ciudad de Delicias de las Manzanas, Chihuahua, nos quedamos una noche en un hotel y todo lo que escuchamos era que los que se dedicaban al negocio de las drogas, y lo decían con todo respeto, habían invertido sus ganancias en ese pueblo y por eso se veía tan progresista y con tanto movimiento. Todo esto debemos aclarar sucedió muchos años antes de que se hiciera popular el narcotráfico, pues después nos enteramos que cuando se empezó a combatir a los narcos en serio, la ciudad de Delicias se convirtió en un pueblo fantasma. De ahí nuestra pregunta de que si los narcos manejan millonarias sumas de dinero, ¿Por qué no dejar que lo inviertan y así por lo menos, se crearían miles de empleos? 

Sabemos que éstas, son puntadas de chivo loco, pero aquí en la artística ciudad de S.M de A. bicultural México-USA y cuna de varias nacionalidades, contamos con residencias y ranchos majestuosos, restaurantes y antros de lujo abiertos casi toda la noche y encima de eso, dos pequeños casinos en donde despluman generalmente a puras señoras. En las angostas y coloniales calles, en donde como se sabe, no existe un solo semáforo, ni tampoco un solo anuncio de gas neón, circulan flamantes camione-totas, BMW, Mercedes, Cadillacs y Lincoln por mencionar algunas, con lo cual concluyo mi exposición para que saque usted saque sus propias conclusiones. Y por ahora hasta aquí estos recuerdos, experiencias y ocurrencias. Gracias a todos los que vimos en Las Vegas y nos trataron muy bien... ya seguiremos Corroborando.

 

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