Pues resulta que estamos de regreso en Las Vegas, después de una travesía que a pesar de los tremendos adelantos de esta época nos tocó hacerlo en varios días, que digo días, meses para llegar a estos bares, perdón lares, debido no tanto a la distancia sino que por nosotros vivir en la provincia tuvimos que hacer varias escalas.
Pues primero para salir de San Miguel, situado en el Centro del Bajío, hay que tomar un taxi para el aeropuerto de León, aeropuerto que no está en León, sino en Silao, pero no sabemos por qué razón le llaman Aeropuerto Internacional de León.
En nuestro caso nos llevó Pedrito, el dueño del gimnasio en donde hago mis ejercicios para poder estar más a menos a tiro. Del aeropuerto de León o Silao, como usted lo quiera llamar, después de las oprobiosas revisiones de rigor en que le tocan todo, incluidas las regiones blandas, por fin volamos a Tijuana, en donde nuestra súper-hija Evelén y su esposo nos encontrarían en el restaurante María Bonita del Hotel Camino Real, que por cierto resultó una auténtica porquería, tomando en cuenta que los Hoteles Camino Real eran de los mejores de México.
Debemos aclarar asimismo positivamente que lo que nos llamó la atención, fue el aeropuerto de Tijuana que bastante ha mejorado, casi a la altura de los mejores, además los empleados ya no lo atosigan pidiendo propinas.
Para esto. Déjeme contarle, nuestra odisea empezó cuando hace dos meses quisimos hacer este viaje, pues resulta que cuando tratamos de abordar el avión, resultó que los señores aduaneros descubrieron que el pasaporte mexicano de mi esposa -ella es residente por muchos anos de tarjeta verde- estaba vencido, bueno pues por ese simple detalle, no la dejaron abordar el avión, perdiendo por consecuencia ambos pasajes, y no solo eso, sino que para obtener otro pasaporte mi esposa, hubo que contratar un abogado a un costo de $30 mil pesos mexicanos, pues resulta que los padres de mi esposa, una mexicana y un dinamarqués, al divorciarse, cada quien registró a su hija por su lado, como hija natural, de parte del padre, sin madre, y de parte de la madre, sin padre, así que se imagina usted el relajo que se armó ahora que tienen todo computarizado, con el resultado que se tuvo que ir a Corte para que un abogado determinara que el nombre de mi esposa debería tener los dos apellidos, tanto del padre como de la madre.
Este procedimiento, como decíamos, tomó más de dos meses para obtener el bendito pasaporte. Lo mencionamos para que si alguien, que estamos seguros habrá por ahí, se encuentra en el mismo predicamento.
Las computadoras ahora revelan todo, lo que a los burócratas les da un arma para hacerle la vida imposible. Después de todo quiero dar las gracias al licenciado José Antonio Jiménez García.
TIJUANA
Una ciudad que merece capítulo aparte por su enorme tamaño y adelanto es la ciudad de Tijuana, que últimamente ha mostrado un progreso impresionante. Existe una colonia llamada Jardín en donde se detuvo mi hija Evelen para buscar algo, y mientras esperábamos en el auto vimos el tremendo progreso que ha logrado esta ciudad, ya no decir la parte en donde vive Carlos Hank Rhon, por el rumbo de Agua Caliente, heredero de la fortuna de aquel celebre político que dijera “un político pobre es un pobre político”.
Al llegar a San Diego, después de las rigorosas tres horas que cuesta cruzar la línea, nos encontramos con que era el “Día de los Enamorados”, 14 de febrero, así que la langosta que quería mi esposa tuvo que esperar una mejor ocasión, pues resulta que en el Hotel en donde nos hospedamos, el Fiesta Americana, fue en donde encontramos lugar y una cena súper agradable.
Después de una estancia muy agradable en San Diego, partimos rumbo a San Bernardino, en donde fijó su residencia de retiro mi hermano Manuel Corro Mellado, ex decano del periódico “La Opinión”.
LAS VEGAS
Finalmente, el pasado domingo 15 arribamos a Las Vegas, ciudad que tiene fama de que el que pisa su arena, jamás la deja, y mire que eso tiene tanto de verdad. Un servidor, hace un montón de años, en 1962 para ser exactos, arribamos mi esposa y tres niños chiquitos contratados para abrir el legendario Dunes, en donde entre otras cosas, tuvimos el privilegio de conocer a Eddie Escobedo, de quien fuimos socios, amigo y hermano, y con quien en 1980 fundamos su periódico El Mundo. Pero en la cuestión familiar, Escobedo dejó una gran descendencia que todavía hace posible que siga con vida El Mundo, y por mi parte, de esa familia de cuatro, este viaje tuvo como objetivo conocer a una quinta generación, es decir, el nieto de una nieta. Cómo la ve.
Para esto, yo no soy el único, pues por ejemplo José Gutiérrez, un amigo de siempre que llegó de Santa Bárbara y ahora es el dueño de la Fábrica de Tortillas Los Arcos, también estamos seguros anda en la quinta generación, sino es que más, lo que confirma aquello del que pisa la arena del desierto... la familia Escobedo, igualmente ya va en por lo menos una quinta generación.
MAGALY DE LA PAZ PROVENZA
Finalmente nos enteramos a nuestra llegada de la partida sin regreso de nuestra querida Magali de la Paz Provenza, víctima del terrible cáncer. Magaly, esposa de un conocido productor, era una de la principales activistas de las Chicas del Corcho de Oro, lideradas por nuestras amigas de toda la vida, Elsa Patterson, Paula Harkin, etc... y sin más que reportar, esperando tal vez estar la semana que entra en Las Vegas... ya seguiremos... Corro...borando.