Corroborando: El Opus Dei y Acapulco

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Nos tomamos unas merecidas (¿?) vacaciones de una semana en Acapulco, más que todo para ver cómo andan las cosas por allá después de los tremendos huracanes sufridos en el estado de Guerrero, a donde pertenece este paradisíaco puerto, así como las grandes inundaciones ocurridas producidas por estos meteoros, que entre otras cosas provocaron grandes daños en la supercarretera llamada “Pista del Sol” que une, (o unía) al DeFe con el puerto de Acapulco en menos de cuatro horas. La cual según informan ya está totalmente reparada.

Nosotros para no correr riesgos nos fuimos en un taxi a Querétaro, y de ahí en un autobús directamente al Aeropuerto del DeFe, en donde tomamos un flamante avión de la línea Inter Jet de Miguel Alemán Jr. que ha tomado el lugar de Mexicana, y en 45 minutos nos depositó en Acapulco, en donde nos hospedamos en el piso 31 del Grand Hotel, como se llama ahora el que fuera Hyatt, en donde gozamos de un substancioso “paquete” de una semana que conseguimos a través de Internet. Cómo la ve. (Sobre todo para este emborronador de cuartillas que se considera un burro en la cuestión cibernética).

Encontramos a Acapulco tan bello como siempre, pues una de dos, o se movilizaron a cien por hora para corregir los daños, o los huracanes no dañaron a este bello puerto tanto como nos lo decía noche a noche en su chisme-noticiario, el noticiero apodado “teacher” López Dóriga. El caso es que Acapulco sigue siendo tan paradisíaco y lleno de gente como siempre. Y aquí es donde viene lo interesante. Resulta que cada vez que veníamos a este puerto llamábamos a un amigo de los pocos que nos quedan vivos y pensamos no han desaparecido, del cual alguna vez escribimos en El Mundo que en lugar de haber un “Mr. Acapulco”, como llamaron a Teddy Stauffer, ex marido de Lana Turner, como el responsable de poner en el mapa al puerto de Acapulco, junto con Johnny Weissmuller, el primer Tarzán; deberían ser tres, o sea tomar a nuestro amigo Víctor Hugo Jáuregui como al menos “Señor Acapulco Mexicano”, con quien trabajamos a mediados de los años 70´s en el Hotel Las Brisas, en donde él organizaba todas las pachangas para los turistas gringos, junto con Teddy Stauffer, esos famosos “Margaritas Parties”; las excursiones en Jeeps a las lagunas de Tres Palos, o a las corridas de toros y a toda clase de distracciones que en esos días se ofrecían a los turistas extranjeros. Todo esto ocurrió por supuesto antes del surgimiento de Cancún, de donde llegamos después de abrir el Hotel Camino Real cuando era pura selva, para trabajar en Las Brisas en esos días, cuando tomó Las Brisas esa cadena hotelera.

El caso es que años después Víctor Hugo dejó Las Brisas para administrar una hermosas residencia con todos los súper lujos, llamada Villa Edén, situada en el alto de uno de los cerros del fraccionamientos de Las Brisas, desde donde se ve la más hermosa vista de la más hermosa bahía del mundo, aunque suene redundante, mansión que fue rentada a la Cía. Fílmica de Hollywood, Warner Brothers, adonde llegaban todos las súper estrellas de esa época, como Elizabeth Taylor, Michael Douglas, Arnold “el gobernator Schwarzenegger”, Sylvester Stallone, el Rocky del I al XVIII, (quien a propósito vimos esta vez en Acapulco en el Festival del Cine, tan joven como siempre), etc., en donde Víctor Hugo se encargaba de que cuando una de estas estrellotas arribaran sin previo aviso, tuvieran todo lo necesario, desde batas, trajes de baño, ropa tropical, un Mercedes Benz o camioneta a su disposición, incluido por supuesto toda clase de licores, ríos de champagne o lo “que se les diera la gana” para hacer + que grata su estancia en este puerto.

Por eso es que lo primero que hacíamos al llegar a Acapulco, era llamar a Víctor Hugo para tomarnos una copa y hacer planes para verlo una o dos veces durante nuestra estancia. Pero resulta que al llamarlo a la Villa Edén, nos contestó su esposa, y nos dio la triste noticia: que Víctor Hugo había fallecido hacía cerca de un año, víctima de un fulminante ataque cardiaco mientras dormía. Gracias a Dios que no sufrió, pues su aspecto siempre fue de un hombre fuerte y sano. Víctor tenía años que ya no fumaba ni bebía. Tal vez un poco tarde.

Y aquí es donde viene lo interesante. Cuando su esposa nos dio la triste noticia, lo primero que vino a la mente fue preguntarle ¿y ahora quién administra la Villa Edén?... y la respuesta nos la dio con una sonrisa irónica. ¿Pues para quién cree?... ahora la Casa está al servicio del Opus Dei. Ahora yo la administro y los servicios que damos son los mismos. Solo que esta vez al Santo Clero. Vaya pues. Para esto hay que aclarar que viajaba con nosotros en el mismo avión con destino a Acapulco, nada menos que el Cardenal y Arzobispo de México. Adivine a hospedarse en dónde.

EL PAPA FRANCISCO: ARRANCANDO LA RAÍZ

Y a propósito. He aquí dos noticias aparecidas en el Diario del Vaticano: El 1 de julio del año pasado, el Papa Francisco removió al Director del Banco Vaticano Nuncio Scarano. El anuncio se dio tres días después de que la justicia italiana lo acusara de contrabandear 20 millones de euros y puesto en arresto domiciliario. Esta semana se le sumó el lavado de dinero a su lista de supuestos ilícitos.

Para mantener bajo control las finanzas del Vaticano, el Papa Francisco ha nombrado no solo a asesores de confianza para vigilar las actividades del banco. También ha solicitado la ayuda de empresas de auditorías privadas para revisar las actividades de los Cardenales. El Papa no ha negado la posibilidad de cerrar el banco, si la situación no mejora.

LA SANTIDAD YA NO SE VENDE

Para acelerar los procesos de canonización las personas o agrupaciones religiosas tienen la posibilidad de hacer donativos de los futuros santos de su preferencia. El 13 de enero el Vaticano informó que se pondría un límite a los gastos que pueden hacer los Cardenales con la finalidad de preservar la “sencillez y equidad”.

Finalmente, y eso va por nuestra cuenta: cuentan que cuando Dios volaba inspeccionando al mundo, al observar el jet del Santo Papa cuando arribaba al Vaticano, melancólicamente dijo... “Y pensar que todo eso lo iniciamos con un burrito...”

Saque pues usted sus conclusiones, mientras nosotros seguimos... Corro...borando.

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