Sofisticada gastronomía mexicana en Berlín

Cinco chefs, dos de ellos mexicanos, "actuaron" en conjunto en el escenario del recinto para grandes eventos en la capital alemana, Berliner Kraftwerk, para preparar una cena con gastronomía mexicana del más alto nivel para 200 personas.

La cena se llevó a cabo ante cámaras de televisión que mostraban desde arriba cada una de las acciones de los chefs y sus asistentes para que el público pudiera dar seguimiento en detalle del arte culinario en el circuito cerrado del recinto, que fue parte de una planta de generación de calor y energía para Berlín.

Como telón de fondo había una gran pantalla, a través de la cual se proyectaba la larga barra de cara al público en la que trabajaban los chefs y sus equipos en una coordinación perfecta. Las tomas se intercalaban con vistas de los lugares turísticos que ofrece México.

El evento se llevó a cabo en el marco de la Berlin Food Week (Semana de la Comida en Berlín), un festival internacional de alta gastronomía que, en su edición 2016, tiene a México como país socio debido a la celebración del Año Dual México-Alemania.

El evento y la posición sobresaliente de México en la Berlin Food Week fueron posibilitados por ProMéxico, la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) y tres grandes empresas alemanas.

En la posición estelar figuró el mole, que a diferencia del tequila, la cerveza y el mezcal mexicanos, aún es un desconocido en el ámbito gastronómico de Alemania.

Nicole Félix, directora de ProMéxico en Alemania, dejo a Notimex: "tuvimos al chef Ricardo Muñoz Zurita, quien es embajador de Ven a Comer, que está representando la gastronomía mexicana aquí en Alemania". Muñoz Zurita viajó de Ciudad de México a Berlín para tomar parte en el evento.

El otro chef mexicano fue Raúl Oliver, quien reside desde hace años en Berlín y tiene un restaurante de comida mexicana.

La directora de ProMéxico en Alemania agregó que "a la vez se estuvieron presentando los ingredientes mexicanos para la elaboración de esos platillos como es el mole negro, aguacate mexicano, tortilla, jamaica, chocolate, mezclados en una forma muy sofisticada, muy contemporánea, que a su vez resalta lo que es la Historia y los antecedentes de México".

A ello sumó que se sirvieron cocteles y bebidas para acompañar cada platillo que llevaban entre sus ingredientes principales mezcal, tequila, jamaica y cacao.

El enorme espacio de techos muy altos y paredes de concreto sin pintar estuvo iluminado con efectos visuales como rayos de luz en un ambiente casi en penumbra, un entorno en color azul eléctrico y un gran globo naranja suspendido en el centro del recinto para significar el sol de México.

El evento contó con un maestro alemán de ceremonias, Arnd Heissen, quien fue presentado como un virtuoso de los cocteles en Berlín, y quien es el barman de uno de los hoteles de cinco estrellas más elegantes de Berlín. Es, además, un gran enamorado de México, según sus propias palabras.

Para preparar la presentación de esta noche, Heissen estuvo de nuevo en México para experimentar una vez más la comida, las bebidas, el colorido y sobre todo, resaltó, la hospitalidad y cordialidad mexicanas, y poder conducir el evento de este jueves ante las cámaras.

Los otros chefs alemanes fueron Maximilian Strohe, quien preparó una carne tártara con aromas de mole, chicha morada, mouselina de maíz y totopos finamente cortados y fritos.

El chef berlinés Manual Schmuck preparó tortillas de maíz, con ensalada de salchichón y queso de las montañas alemanas, -que es un platillo típico alemán-, así como aguacate y cebolla roja mexicanos, cilantro y ensalada de col. Se puede decir que ese platillo fue un maridaje perfecto entre la cocina típica mexicana y la alemana.

El chef mexicano, Raúl Oliver, ofreció en cada plato un tentáculo completo de pulpo delicadamente frito, crujiente y fresco a la vez, con pequeñas papas cilíndricas con sabor a salchicha, así como cilantro.

El cuarto platillo fue preparado por el chef Muñoz Zurita y fue presentado como la estrella de la noche: mole negro de Oaxaca con pavo y con cacao de Tabasco, con unas delicadas frituras cóncavas de plátano macho.

El postre, un helado de pisco sauer, con limón, hierbas y chocolate, corrió a cargo del chef alemán, Daniel Achilles.

Cuando terminó el espectáculo que constituyó la cena en la Berliner Kraftwerk, para muchos alemanes quedó corroborado que el amor entra efectivamente por el estómago, tal y como también lo señala el refrán alemán. Berlín (NOTIMEX)

 

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