Poco a poco, Rafael Henzel subirá hasta un pequeño cubículo en el estadio del Chapecoense brasileño para transmitir un amistoso el sábado, el primer partido del club desde que la mayoría de su plantel y cuerpo técnico fallecieron en un accidente aéreo hace dos meses.
Tan sólo seis de los 77 pasajeros sobrevivieron a la tragedia. Henzel fue uno de ellos.
"La escalera de la Arena Condá es muy empinada, pero tengo una motivación adicional para volver al estadio y ver a los jugadores vestir nuestra camiseta, ver a los hinchas. La escalera no me detendrá", dijo Henzel en una entrevista con The Associated Press después de su programa de radio en Oeste Capital.
Henzel ha transmitido los partidos de Chapecoense desde 2012, convirtiéndose en la voz del equipo en esta ciudad en el sur de Brasil. Después de 20 días en el hospital, siete costillas fracturadas, varias cicatrices — incluyendo una sobre el ojo derecho — y una pulmonía, Henzel volvió a trabajar en la estación de radio hace poco más de una semana.
Ahora hará su segundo regreso, lo que él llama "Rafael 2.0", para el partido contra el campeón de la liga brasileña, el Palmeiras, y está listo para sentarse tras el micrófono del pequeño estadio.
Todavía tiene el pie izquierdo con un yeso, pero asegura que eso no lo detendrá.
"Cuando desperté en el lugar del choque, me di cuenta de lo que había sucedido", dijo, recordando el accidente de la madrugada del 28 de noviembre en la ladera de una montaña a las afueras de Medellín, Colombia. El Chapecoense viajaba a la ciudad para enfrentar al Atlético Nacional por la final de la Copa Sudamericana.
"Al principio pensé que estaba soñando, pero poco después me empecé a dar cuenta que el avión se había estrellado".
Diecinueve jugadores de Chapecoense murieron, además de miembros del cuerpo técnico, periodistas y personal de la aerolínea LaMia. Además de Henzel, sobrevivieron tres jugadores y dos tripulantes bolivianos.
Los tres jugadores que sobrevivieron cuentan con volver a jugar de una forma u otra. Se espera que el sábado estén en la cancha.
El zaguero Neto, quien pasó más de 10 horas atrapado entre los restos del avión antes de ser rescatado, dio hace poco sus primeros pasos sin ayuda. Ya visitó el club y será una inspiración para los nuevos jugadores de Chapecoense, a quienes les espera una temporada ajetreada.
Sus compromisos en 2017 incluyen la defensa del título del campeonato estatal de Santa Catarina, la liga brasileña, y jugar por primera vez en la prestigiosa Copa Libertadores, además de disputar varios amistosos, uno de ellos contra el Barcelona.
"Si no creo que me pueda recuperar, me voy a deprimir", dijo Neto a la prensa local. "Los médicos dijeron que podría volver (a jugar) este año, pero no sé si mis rodillas aguantarán".
"Voy a estar aquí para apoyar a los nuevos jugadores. No es fácil representar a los que fallecieron, pero quiero estar en condiciones para jugar, para ser más que un símbolo. Quiero poder aportar en serio", agregó.
El extremo Alan Ruschel es el que está en mejores condiciones para volver a los terrenos de juego, y espera hacerlo en un plazo de seis meses, aunque los médicos no le han otorgado un cronograma.
"Haré todo lo posible por volver a jugar y tendré paciencia para lograrlo", afirmó. Entre lágrimas, dijo que no recuerda nada del accidente.
"Estaba en los asientos delantero, y después cambié con un amigo que falleció", recordó. "Estoy seguro que sobreviví por eso, porque nuestro portero Jakson Follmann estaba a mi lado y él también se salvó. Follmann me dijo que me sentara a su lado, así que creo que él salvó mi vida. Viviré por siempre con este sentimiento".
El arquero Follmann probablemente no vuelva a jugar profesionalmente nunca más. Le amputaron parte de la pierna derecha y todavía necesita otras cirugías. Ahora contempla convertirse en deportista paraolímpico y formar parte del cuerpo técnico de Chapecoense.
"Prefiero estar vivo que tener esa pierna", dijo a los médicos durante su recuperación. CHAPECO, Brasil (AP)