Se fue el genio del fútbol, 'El Rey' Pelé, el eterno 10 de Brasil

Un futbolista sobrenatural. Incomparable. Leyenda entre leyendas. Alma y corazón en una simbiosis perfecta. Se fue Edson Arantes do Nascimento ‘Pelé’, el rey de vida personal revuelta, que transformó el fútbol. El mejor embajador que tuvo Brasil. El eterno 10.

El triple campeón mundial (1958, 1962 y 1970) falleció este jueves 29 a los 82 años debido a complicaciones del cáncer que padecía. Era el último mito vivo de este deporte tras el adiós de Alfredo Di Stéfano, Johan Cruyff y Diego Maradona. El mundo del fútbol se queda huérfano de sus mayores astros.

Nacido en Três Corações, estado de Minas Gerais, en una familia humilde, ‘O Rei’ elevó a otro nivel el balompié con un repertorio técnico y físico inédito. Fundó el ‘jogo bonito’.

Su talento también sirvió para colocar a Brasil en el escenario internacional. 

Con él se va una vida de récords -según sus cuentas marcó mil 283 goles- que trascendió las canchas para convertirse en un fenómeno mundial, una marca, una máquina de hacer dinero.

Antes de ser futbolista, cuando aún era un niño, trabajó de limpiabotas para llevar algo de dinero a casa. Su sueño siempre fue emular a su padre, Joao Ramos do Nascimento, Dondinho, quien fue jugador profesional de algunos modestos equipos brasileños.

Nunca imaginó que se transformaría en el mito más grande. Con apenas nueve añitos prometió a su padre traer una Copa del Mundo después de verle llorar tras la afrenta del ‘Maracanazo’.

Empezó a crecer como futbolista en Bauru, en el interior del estado de Sao Paulo. Allí deslumbró a Waldemar de Brito, un exjugador, técnico y cazador de talentos que convenció a sus padres de que debían apostar todo por su hijo y llevarlo al Santos. Pelé llegó al Santos en 1956. Allí comenzó a escribir su leyenda con letras de oro.

Con 15 años y ocho meses firmó su primer contrato profesional con el club albinegro. Su salario era de 6 mil cruzeiros al mes, menos de dos salarios mínimos de la época, y lo destinó en su integridad a apoyar financieramente a su familia.

En poco tiempo mostró que era un jugador excepcional, diferente, único. Un año después fue convocado con la selección brasileña. En 1958 jugó su primer mundial en Suecia y lo ganó siendo una de las estrellas del equipo. Tenía 17 años, ocho meses y seis días, el más joven en hacerlo. Un récord de precocidad aún vigente.

A partir de ahí comenzó la ‘Pelemanía’ a nivel global. Sumaría su segunda corona en Chile 1962, aunque se perdió prácticamente todo el torneo por lesión.

Engrandeció la historia del Santos a golpe de títulos, entre ellos seis Campeonatos Brasileños, dos Copas Libertadores y dos Copas Intercontinentales.

Todos querían ver a Pelé, querían jugar con el Santos de Pelé. Recibió jugosas ofertas para jugar en el Real Madrid y el Inter, pero se mantuvo fiel a los colores del cuadro santista, donde militó hasta 1974 y anotó mil 091 goles.

Cuatro años antes firmó una de las mejores actuaciones que se recuerdan en una Copa del Mundo. Fue en México 1970. El tercero de Pelé, el tercero de Brasil.

Fue el punto álgido de un reinado rodeado de mitos. Se dice incluso que en 1969, durante la guerra civil en Nigeria, las fuerzas rivales declararon una tregua para que el Santos de Pelé pudiese jugar en el país africano.

Siempre estuvo involucrado con la promoción de la educación para los niños, a los que dedicó su gol número mil, el 19 de noviembre de 1969, en el estadioMaracaná.

Antes de colgar las botas, entre 1975 y 1977 jugó en el Cosmos  estadounidense.

Se retiró el 1 de octubre de 1977 en el Giants Stadium de Nueva Jersey ante 77 mil 891 espectadores. “Love, love, love (amor, amor, amor)”, predicó en su mensaje de despedida.

Se dedicó a promover acciones de beneficencia y fue embajador de la ONU. Fue ministro de Deportes entre 1995 y 1998 en el gobierno de Fernando Henrique Cardoso.

El astro del futbol mundial se casó tres veces y tuvo siete hijos.

Sus últimos años estuvieron marcados por persistentes problemas de salud, se afectó la columna, la cadera, la rodilla y el sistema renal -Pelé vivió con un solo riñón desde su etapa como jugador-. Fueron precisamente las complicaciones del cáncer que padecía las que se llevaron al mítico delantero brasileño. Sao Paulo (EFE)

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