Por Roberto PELÁEZ
El hombre que tengo delante no concibe su vida sin el circo. Para alguien que ya dejó atras ocho décadas son palabras mayores.
Mayor es también la pasión desbordada de Rubén Caballero por la carpa, los magos, payasos, malabaristas... ¡los trapecistas! Los aplausos del público.
Oriundo de Guadalajara, México, es artista de circo por quinta generación. Se dice fácil. “El problema no es llegar, es mantenerse”. Eso lo tiene bien claro el entrevistado. Desde pequeño circo y más circo es lo respira. “Mis abuelos, mis padres, vivieron enamorados del circo, crecieron en él, dentro de él, yo no soy la excepción”, resalta con sano orgullo.
“Lo he tenido todo gracias al circo, afirma, he paseado mi arte por el mundo, he conocido a mucha gente, y no hay nada como los aplausos, el respeto, el cariño del público... es algo que no tiene precio”, advierte entusiasmado.
Mira a su acompañante, Abnel Rodríguez, un joven de más de seis pies, puertorriqueño por más detalles, y apunta: “Recuerdo cuando gané un premio en Montecarlo, Francia, también cuando nuestro nombre apareció en el libro Guinnes como trapecista.
“Vivo orgulloso de mi profesión, apunta, de los tantos años dedicados a entrenar, repetir una y otra vez, insistir en hacer algo nuevo, creo que lo que hace falta es tiempo, sin embargo valió la pena, lo he dado todo y no me quejo, por el contrario, he visto a mi familia crecer dentro del circo, disfrutarlo, viajar de un lado a otro, trabajar, encontrar siempre tiempo para el público”, subraya.
Rubén Caballero tiene ocho hijos “todos vinculados al circo, 20 nietos, también ligados al circo; me llena de regocijo el hecho de aportar algo, demostrar que los mexicanos somos guerreros, trabajadores, hay muchos con talento, y eso no puede pasar inadvertido... trabajé para varios circos, tuve la posibilidad de viajar por todo el mundo, de mostrar lo que sé, lo aprendí y luego enseñé a otros, ellos mantienen saludable el circo, trabajan para que la gente disfrute, ría, la pase bien en familia”, resalta.
Sale a relucir su participación en el afamado Circo Ringling Brothers, en Moscú, Japón, Francia, Inglaterra y muchos otras ciudades, “sin embargo, señala, me alegra haberme decidido por Las Vegas, desde hace 40 años vivo aquí, cada año organizamos presentaciones, viajamos a otros lugares, pero esta es nuestra casa, sentimos el cariño de la gente, de quienes se acercan a preguntar cuándo son las funciones, se interesan si tendremos payasos, magos, malabaristas, trapecistas, equilibristas, gimnastas... es hermoso”, asegura.
Caballero tiene una relación de muchos años con el semanario El Mundo, recuerda a Eddie Escobedo Sr.
“Se imagina desde el trapecio ver al público, es una experiencia única”, concluye entusiasmado.