La jueza federal del Distrito de Columbia Tanya Chutkan cerró el caso contra el presidente electo de EEUU, Donald Trump, por injerencia electoral y el asalto al Capitolio de 2021 después de que se lo pidiera el fiscal especial, Jack Smith.
La jueza aceptó la solicitud presentada por Smith, quien argumentó que Trump ganó las elecciones del 5 de noviembre y que la normativa del Departamento de Justicia le impide procesar a un presidente en ejercicio.
Chutkan constató que la fiscalía pidió desestimar el caso y que la defensa de Trump no se opone a ello.
El fiscal abandonó las dos acusaciones penales que mantenía contra Trump en tribunales federales: la del asalto al Capitolio, y la de los documentos clasificados que el republicano se llevó de la Casa Blanca.
Trump dijo que en su primer día como presidente despediría a Smith y ordenaría a la fiscalía cerrar los casos en su contra que, sostiene, fueron motivados por una persecución política.
“Fue un secuestro político y que algo así pudiera suceder fue un punto bajo en la historia de nuestro país. Perseveré y GANÉ”, declaró.
Trump, que ya fue presidente entre 2017 y 2021, estaba acusado en el Distrito de Columbia por sus intentos para revertir los resultados de las elecciones que perdió en 2020 contra Joe Biden y presuntamente instigara el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021.
Ese día, una turba de seguidores del republicano irrumpió en el edificio del Congreso para intentar frenar la ratificación de la victoria electoral de Biden.
Trump está acusado de haberse llevado centenares de documentos clasificados de su primer mandato y haberlos retenido ilegalmente en su mansión de Mar-a-Lago.
La fiscalía había afrontado dificultades para avanzar en ambos casos desde que el Tribunal Supremo, de mayoría conservadora, falló en julio que los expresidentes del país gozan de amplia inmunidad judicial.
Trump hizo historia al convertirse en el primer expresidente condenado por un delito, después que fuera declarado culpable en un juicio estatal de NY por haber falsificado registros comerciales para comprar el silencio de la actriz porno Stormy Daniels en la campaña electoral de 2016. Washington (EFE)
