Mejora la economía pero hay quienes no quieren verlo
Hola a todos. Nuestras empresas han creado casi 10 millones de empleos nuevos en los últimos 52 meses. La tasa de desempleo está en su nivel más bajo desde septiembre de 2008, la caída anual más rápida en casi 30 años. Cada vez hay más planes 401(k), menos hogares cuyo precio está por debajo del valor de la hipoteca y, por primera vez en más de una década, los líderes empresariales de todo el mundo han declarado que el mejor lugar del mundo para invertir no es China, sino Estados Unidos de América, y nuestro liderazgo es cada vez más claro.
Nada de esto es un accidente. Es gracias a la capacidad de recuperación y la resolución de las personas que viven en Estados Unidos que nuestro país se ha recuperado más rápido y ha llegado más lejos que casi cualquier otra nación avanzada de la Tierra.
Pero hay otra tendencia que amenaza con socavar el progreso que todos hemos ayudado a conseguir. Aunque las ganancias corporativas son más elevadas que nunca, un grupo pequeño pero creciente de grandes corporaciones están fugándose del país para evitar pagar impuestos. Sus oficinas centrales y la mayoría de sus actividades comerciales siguen en Estados Unidos, pero están renunciando de hecho a su ciudadanía y declarando que su sede se encuentra en otro lugar simplemente para evitar pagar lo que les corresponde.
Quiero dejar algo claro: hasta ahora, esto ha ocurrido solo con un par de grandes corporaciones. La gran mayoría de las empresas estadounidenses siguen las reglas. Pero esas otras corporaciones manipulan sus impuestos. Y eso perjudica a la economía nacional. Aumenta el déficit. Dificulta que invirtamos en las cosas que fortalecen a Estados Unidos y nos obliga a todos a pagar la cuenta por lo que ellas guardan en el extranjero. Ahora mismo, una laguna de nuestras normas tributarias hace que esto sea totalmente legal y yo creo que es totalmente injusto. Ninguno de nosotros puede escoger la tasa impositiva que pagamos y estas empresas tampoco deberían poder hacerlo.
La mejor manera de que todos estemos en igualdad de condiciones es a través de una reforma tributaria que reduzca la tasa impositiva corporativa, cierre las lagunas tributarias que representan un derroche y simplifique el código fiscal para todos. Pero impedir a las empresas que renuncien a su ciudadanía exclusivamente para evitar pagar los impuestos que les corresponden es una medida que no puede esperar. Por ello, en el presupuesto que presenté anteriormente este año, propuse cerrar esta laguna tributaria antipatriota para siempre. Los demócratas del Congreso han presentado propuestas dirigidas a lograr lo mismo. Un par de republicanos han indicado que también quieren ocuparse de este tema y espero que se nos unan otros.
En vez de insistir en favorecer las políticas económicas de arriba a abajo que permitieron que unos pocos jugaran de acuerdo a sus propias reglas, adoptemos un patriotismo económico que proclame que subimos o caemos juntos como una sola nación, como un solo pueblo. Juntos, podemos reforzar nuestra clase media, dejarles una mejor herencia a nuestros hijos y restaurar el sueño americano para todas las personas que trabajan y estudian y se esfuerzan por alcanzarlo.