Por Adriana GÓMEZ LICÓN y Katherine CORCORÁN
Nazario Moreno González, jefe del violento cartel narcotraficante de Los Caballeros Templarios, tuvo dos vidas.
Una terminó a finales de 2010 cuando este personaje, cuya organización delictiva asolaba el estado occidental de Michoacán, había muerto supuestamente a manos de la policía federal.
La segunda llegó a su fin el domingo 9 poco después de que alias “El Chayo” o “El más loco”, cumpliera 44 años, en un enfrentamiento a tiros con militares.
Sin embargo, las autoridades ahora sí tuvieron el domingo 9 en su poder lo que les faltó la anterior ocasión: el cadáver.
En la campaña del gobierno para capturar a los principales jefes narcotraficantes, la muerte de un hombre que supuestamente ya había muerto fue un acontecimiento más que extraño, incluso después de la captura hace dos semanas del más poderoso y más buscado de ellos en el país, Joaquín “El Chapo” Guzmán, otro personaje casi mítico que se rindió sin oponer resistencia, después de estar 13 años prófugo desde su fuga de una prisión.
Los habitantes de Michoacán dijeron que ya habían visto en el estado al “Chayo”, desde que el gobierno anunció que lo había aniquilado en un enfrentamiento con la policía federal que había durado dos días, aunque las autoridades reconocieron que jamás encontraron el cadáver.
Las autoridades mexicanas seguían la pista desde enero a Moreno, a quien soldados y marinos confrontaron en la localidad de Tumbiscatío, en las montañas distantes de ese estado agrícola occidental, bastión de los Templarios.
Tomás Zerón, director de la Agencia de Investigación Criminal de la Procuraduría General de la República, dijo que la identidad de Moreno quedó confirmada ciento por ciento mediante las huellas dactilares, aunque afirmó que continuarían haciéndose pruebas.
“Esta es una victoria, Nazario había hecho mucho daño a la gente de Michoacán”, declaró Hipólito Mora, uno de los dirigentes del grupo de autodefensa (civiles armados) que se sublevó contra los Caballeros Templarios.
Debido a las acciones paramilitares de las autodefensas, el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto se vio obligado a aplicar el uso de la fuerza contra el grupo delictivo.
Moreno, que pasó su adolescencia en Estados Unidos, había creado el cartel de La Familia Michoacana, el primer objetivo de la ofensiva antinarcóticos que lanzó el anterior presidente, Felipe Calderón.
Aunque Calderón presentó como una victoria la “muerte” de Moreno y el desmantelamiento de La Familia Michoacana, Moreno y su organización se transformaron en los Caballeros Templarios, un grupo todavía más despiadado.
Moreno mantenía la capacidad de maniobrar desde su escondite, construyó altares dedicados a él y a su organización criminal, a la que había impreso un sello semirreligioso.
Calderón no estuvo disponible de inmediato para que hiciera declaraciones sobre la muerte de Moreno.
Sin embargo, Alejandro Poiré, ex secretario del Consejo de Seguridad Nacional durante el gobierno de Calderón, afirmó el domingo 9 en la noche en un comunicado que había basado aquel anuncio en información que evidentemente hoy queda mostrado era imprecisa.
Poiré elogió al gobierno de Peña Nieto y le deseó mayores triunfos en la lucha contra el narcotráfico.
Raúl Benítez, experto de seguridad en la Universidad Nacional Autónoma de México, dijo no creer que los funcionarios del anterior gobierno quieran hablar ahora.
“La eficacia de Peña Nieto en esta etapa de su gobierno muestra el fracaso del gobierno de Calderón”, agregó.
La Familia Michoacana y los Caballeros Templarios distribuían por igual textos y predicaban la fe en Dios y un código moral, aun cuando eran grandes traficantes de metanfetaminas con destino a Estados Unidos y regían en Michoacán mediante el robo, la muerte y la extorsión.
Nazario Moreno González nació en el centro agrícola de Apatzingán, en Michoacán, el 8 de marzo de 1970; emigró a California cuando era adolescente, donde se inició en el narcotráfico, según un expediente del gobierno mexicano.
En 2003, un jurado investigador federal en McAllen, Texas, dispuso que se le enjuiciara por cargos que incluían asociación ilícita para distribuir marihuana, cocaína y metanfetaminas.
En aquel entonces, Moreno huyó de regreso a México. En 2005, fundó La Familia Michoacana y reclutó a jóvenes para combatir al brutal cartel narcotraficante de los Zetas, cuyos integrantes provenían desde la frontera con Estados Unidos y pretendían apoderarse del estado natal de “El Chayo”, dijo Alfredo Castillo, comisionado federal para la Seguridad y el Desarrollo en Michoacán.
Al principio, los habitantes locales apoyaron a Moreno y la lucha de éste.
Los lugareños no veían a La Familia como un grupo criminal, más bien como hombres jóvenes reclutados para expulsar a los Zetas ante la falta de apoyo de las autoridades federales y locales, declaró recientemente Castillo a la radio MVS.
Sin embargo, una vez que se fueron los Zetas, la Familia Michoacana asumió el control de las actividades criminales. El gobierno estatal mostró su impotencia para frenar a La Familia, cuyas autoridades, a decir de muchas personas, eran sobornadas, cooptadas o amenazadas.
La Familia Michoacana supuestamente se inspiró en una fuente extraña: el libro “Wild at Heart”, del autor evangélico estadounidense John Eldredge, de los Ransomed Heart Ministries (Ministerios de los Corazones Rescatados) con sede en Colorado Springs, Colorado.
Según un expediente del gobierno mexicano, Moreno González se erigía como un “Mesías”, utilizaba la Biblia para profesarla entre los pobres y allegarse la lealtad de esas personas.
Había establecido un código de conducta que prohibía consumir drogas duras o comercializarlas dentro de territorio mexicano.
“Los miembros (de La Familia) creen que están haciendo una obra de Dios, envían Biblias y dinero a los pobres”, según un expediente de la DEA. “La Familia Michoacana también entrega dinero para escuelas y a las autoridades locales”, agregó.
Moreno supuestamente escribió su propio libro de tintes religiosos sobre los valores de su cartel delictivo, en un texto conocido como “Los dichos del Más Loco”.
En muchas maneras le hacía honor a este apodo.
En la presentación pública de La Familia Michoacana, un grupo de sus miembros arrojo cinco cabezas humanas en una discoteca en Michoacán.
Después del enfrentamiento de 2010 en el que Moreno supuestamente se había convertido en el primer jefe de La Familia Michoacana muerto a tiros en un enfrentamiento, otros jefes del grupo también fueron aniquilados o capturados en una firme ofensiva de Calderón que debilitó al cartel.
Algunos de los jefes sobrevivientes se unieron a sus antiguos enemigos, los Zetas, para enfrentar a las fuerzas del gobierno y mantener el control de su territorio.
El aliado más cercano de Moreno, Servando Gómez “La Tuta”, cubrió a Moreno González al lamentar públicamente la muerte de éste, y ambos se separaron de La Familia Michoacana, la cual se disolvió y los remanentes huyeron de Michoacán.
Ambos crearon después a los Caballeros Templarios, un cartel que causó más terror a la comunidad.
Este cartel se extralimitó al cobrar extorsiones a los limoneros, recolectores y empacadores, y robar minerales de las minas del estado y venderlos en el mercado negro a China a donde los enviaban por la ciudad portuaria de Lázaro Cárdenas, en Michoacán, a la que también controlaban los Templarios.
Sólo hasta que los grupos de autodefensa tomaron las armas en febrero de 2013 y comenzaron a expulsar a los Caballeros Templarios de gran parte de la región de Tierra Caliente del estado el gobierno federal nombró a un comisionado que asumiera el estado.
En las semanas previas a la muerte de Moreno, las autoridades habían capturado a otro jefe de los Templarios, Dionisio Plancarte, después al medio hermano del primero, Heliodoro Moreno Anguiano, y luego a Luis Alfredo Aguilera Esquivel, hijo de “La Tuta”, quien continúa prófugo.
La embajada de Estados Unidos dijo que carecía de información en cuanto a si agencias de ese país participaron en estos acontecimientos.
La Dirección Estadounidense Antidrogas (DEA por sus siglas en inglés) no respondió el domingo a las llamadas y correos electrónicos para que confirmara o desmintiera su participación.
Los agentes de la DEA trabajaron muy de cerca con los marinos mexicanos en la captura de Guzmán así como en el arresto en julio del año pasado de otro prominente jefe del cartel de los Zetas, Miguel Ángel Treviño, cerca de la localidad de Nuevo Laredo, fronteriza con Estados Unidos.
Moreno no es el primer jefe narcotraficante del que se dice ha sobrevivido a su supuesta muerte.
El robo del cadáver del jefe de los Zetas, Heriberto Lazcano Lazcano, 12 horas después de que lo abatieran a disparos marinos mexicanos el 7 de octubre de 2012 suscitó el escepticismo público sobre su muerte.
Las autoridades dijeron que las huellas dactilares y el ADN que le habían tomado antes del robo del cadáver mostraban que si cayó muerto.
En 1997, Amado Carrillo Fuentes, conocido como el “Señor de los Cielos” por las grandes cantidades de cocaína que transportaba en aviones, falleció cuando se le efectuaba una cirugía plástica para cambiar de apariencia, aunque muchos continúan dudando de que haya muerto realmente. MÉXICO (AP)