La Ciudad Prohibida de Pekín, uno de los monumentos más conocidos de China, elevó en un 50 % hasta los 12 mil su aforo máximo diario después de que el último rebrote de COVID-19 registrado en la capital nacional haya sido puesto bajo aparente control.
Según un despacho de la agencia de noticias oficial Xinhua, todavía será obligatorio reservar las entradas en línea, pasar controles de temperatura al acceder al recinto, llevar mascarillas y respetar la distancia social.
Otra de las novedades anunciadas hoy es que las tiendas, librerías y restaurantes del interior del complejo histórico comenzarán a abrir paulatinamente sus puertas a partir del próximo 1 de agosto.
Pekín había registrado tres semanas sin nuevos contagios, pero volvieron a detectarse dos nuevos casos: uno “importado” (proveniente de otro país) y otro de transmisión local pero relacionado al rebrote en la ciudad de Dalian (noreste).
Desde que comenzó el rebrote en la capital china a mediados de junio, el balance oficial es de 335 casos confirmados -cabe recordar que no se incluyen en este conteo los casos asintomáticos-, de los que 310 ya han sido dados de alta tras superar la COVID-19.
Tras considerar este repunte de contagios bajo control, la ciudad decidió rebajar del segundo al tercer nivel la alerta sanitaria.
El pasado día 22, las autoridades pequinesas anunciaron la reapertura de más de cincuenta museos, aunque con restricciones del 50 % del aforo máximo diario y del 20 % del aforo máximo simultáneo.
La Ciudad Prohibida había estado cerrada desde el 25 de enero hasta el 1 de mayo debido a la pandemia, y tras su reapertura fue elevando gradualmente el número máximo de visitantes diarios a medida que la situación parecía ir mejorando.
El último límite establecido por la dirección del antiguo complejo palaciego imperial era de 8 mil personas, y fue fijado el pasado 10 de mayo. Pekín (EFE)
