La presidenta de Brasil, Dilma Roussef, aseveró que el plan por el cual está separada de su cargo se maquinó en el mismo país sin injerencias extranjeras, pero sí existen "ciertas fuerzas" que se benefician.
"No hay forma de atribuir a ninguna fuerza externa lo que está pasando en Brasil", dijo pero el "golpe de Estado en mi contra", "beneficia a diferentes actores".
Rousseff reiteró que empleará todos los instrumentos para ejercer su gestión "hasta el fin", señaló en la primera entrevista de televisión desde el pasado 12 de mayo, la cual concedió a la cadena rusa RT.
Insistió en que el proceso legislativo que se sigue en su contra y que podría concluir en su destitución, es un golpe de Estado que "se da en el marco de la democracia, utilizando las instituciones en provecho de un proceso de elección indirecta que no está previsto en la Constitución".
El programa de gobierno que perdió las elecciones de 2014 intenta controlar el Estado brasileño sin pasar por las urnas. "Es un programa que pretende reducir al máximo nuestros programas sociales", acotó.
El actual gobierno -que se encarga de dirigir Brasil mientras concluye el proceso de impeachment contra la mandataria- es "solo de blancos, sin mujeres, sin negros, que adopta una medida hoy y la cambia mañana", afirmó.
Sobre la versión de Wikileaks de que el mandatario interino Michel Temer fue informante de la inteligencia estadunidense, indicó que "tener ese tipo de conversación con representantes de otros países no es correcto".
Rousseff se quejó de la existencia en su país de una alianza entre segmentos de los medios de comunicación y sectores empresariales descontentos, que nunca aceptaron que en Brasil la población más pobre tuviera acceso a servicios públicos y mejorara sus ingresos.
Los medios brasileños son muy poco críticos y muy tendenciosos, y "hay una diferencia muy grande entre lo que piensa la prensa nacional y lo que piensa la prensa local en Brasil".
Subrayó que "no queremos una concentración económica, un oligopolio de los medios de comunicación; concentrados en las manos de muy pocas familias se transforman en un elemento desestabilizador del proceso democrático brasileño y nosotros estamos viendo eso ocurrir".
Por último, señaló que "hay una manifestación espontánea de la gente, de gente anónima que está extremadamente disconforme no solo con lo que ocurrió con mi mandato, sino con la pérdida de derechos", explicó.
En tanto, el viceministro de Exteriores ruso, Serguéi Riabkov, dijo que se percibe la intensificación de la política exterior estadunidense en la región latinoamericana, con intentos de interferir en sus asuntos internos.
Ejemplos evidentes son Argentina, Brasil y Venezuela, pero "de todos modos, Rusia no permitirá a Estados Unidos desestabilizar a América Latina", señaló el funcionario en declaraciones a la revista austriáca Contra Magazin citadas por Sputniknews. Moscú (NOTIMEX)