Por Hope YEN
La brecha en las tasas de empleo entre las familias de mayores y menores ingresos en Estados Unidos alcanzó su máximo histórico desde que se empezaron a contabilizar hace casi una década, según análisis de datos del gobierno conducidos por The Associated Press.
Las tasas de desempleo entre las familias de menores ingresos —las que ganan menos de 20 mil dólares anuales— han subido al 21%, casi tan altos como los del total de trabajadores durante la Gran Depresión de la década de 1930.
Las familias con ingresos superiores a los 150 mil dólares anuales tienen una tasa de desempleo del 3,2 %, un nivel que se considera tradicionalmente indicio de empleo pleno. A la vez, los trabajadores de ingresos medios se ven empujados cada vez más a empleos de menores salarios. Muchos de ellos, a su vez, están desplazando a los trabajadores no especializados, de bajos ingresos, que quedan desempleados o se ven forzados a trabajar menos horas, según el análisis.
"Una parte del país está en depresión y la otra en pleno empleo", observó Andrew Sum, director del Centro de Estudios del Mercado Laboral en la Universidad Northeastern.
Las conclusiones se conocen después que el informe del gobierno sobre el empleo a nivel nacional indicó una fuerte declinación en el porcentaje de estadounidenses que trabajan o que buscan trabajo. El domingo 15, el presidente Barack Obama destacó la necesidad de hacer frente a la creciente desigualdad y advirtió que los propuestos cortes presupuestarios ensancharán la brecha.
"La gente en el medio y abajo no han visto aumentos de salarios ni de ingresos", dijo Obama en ABC.
Mientras la vinculación entre ingresos y desempleo podría parecer evidente, los datos son los primeros en establecer la medida en que este factor ha contribuido a la erosión de la clase media, un punto fuerte tradicional de la economía estadounidense.
Con base en la relación entre empleo y población, considerada un indicio confiable sobre el mercado laboral, la disparidad en empleo entre los ricos y los pobres está en los mayores niveles en más de una década, el período del que se disponen datos.
"Es muy frustrante", afirmó Annette Guerra, de 33 años, de San Antonio, que busca un trabajo de tiempo completo desde que terminó sus estudios de enfermería hace más de un año. Durante su búsqueda halló que en un mercado restringido los empleadores son más exigentes y que a menudo la han rechazado porque carece de experiencia en enfermería o por no tener certificación en más especialidades.
La mujer dice que por ahora se ha dedicado a algunos trabajos sueltos como repostera, con los que gana de 500 a 1000 dólares mensuales, pero aclaró que no le alcanza para cuidar a su madre que padece insuficiencia renal.
"Para quienes tratan de salir adelante debería haber alguna ayuda del gobierno o de empresas para estimular la economía y proporcionar a la gente el necesario entrenamiento laboral", opinó.
El año pasado el período promedio de desempleo alcanzó las 39,5 semanas, el mayor nivel desde la Segunda Guerra Mundial. Ahora ha bajado a 36,5 semanas con base en los datos de enero a julio, una cifra todavía relativamente alta.
Los economistas consideran que es un efecto dominó que desplaza a los trabajadores de menores ingresos, deprime a los de ingresos medios y contribuye a la desigualdad de ingresos. Como muchos trabajos semiespecializados se pierden debido a la globalización y automatización, el reciente crecimiento en el número de empleos de bajos ingresos no ha sido suficientemente rápido como para absorber a los trabajadores desplazados en la parte inferior de la escala. WASHINGTON (AP)