Por Bradley KLAPPER
Impulsado por el rápido avance de las fuerzas del régimen de Bashar Assad, el gobierno de Barack Obama pudiera decidir esta semana la aprobación de asistencia militar para los rebeldes sirios y ponderará enviar aviones militares para hacer cumplir una zona de exclusión aérea sobre este país destrozado por la guerra, dijeron autoridades estadounidenses.
La Casa Blanca tiene planeadas varias reuniones en los próximos días, en momentos en que fuerzas del gobierno del presidente sirio Assad parecen estar listas para lanzar un ataque sobre la importante ciudad de Homs, lo cual pudiera incomunicar a la oposición armada con el sur del país.
Las autoridades consideran que unos 5 mil combatientes de Jezbolá están en Siria, ayudando al régimen en su campaña después de capturar la semana pasada el poblado de Qusair, cerca de la frontera libanesa.
Líderes de la oposición han advertido a Washington que sus fuerzas pudieran sufrir pérdidas irreversibles si no reciben un mayor apoyo, lo que ha llevado a Estados Unidos a estudiar la posibilidad de tomar medidas drásticas.
El secretario de Estado John Kerry pospuso un viaje planeado para el lunes 10 a Israel y a otros tres países de Oriente Medio y en lugar de ello participará en las conversaciones en la Casa Blanca, dijeron el domingo 9 funcionarios que no estaban autorizados a hablar del tema en público y pidieron no ser identificados.
Aunque nada se ha decidido en concreto, funcionarios estadounidenses dijeron que Obama se está inclinando por autorizar la entrega de armas a unidades rebeldes moderadas. Washington ha hablado en meses recientes de la posibilidad de armar a la oposición, pero se ha mostrado cauteloso porque no desea que extremistas vinculados con al-Qaida y otros grupos que combaten junto a los grupos que se oponen a Assad terminen controlando las armas.
Obama ya ha descartado cualquier intervención que contemple el envío de efectivos estadounidenses. Otras opciones, como enviar aviones de guerra para neutralizar los cazas del régimen, aviones artillados y otros activos aéreos, se debaten ahora con más seriedad, dijeron los funcionarios, al tiempo que advirtieron que una zona de exclusión aérea o cualquier otra medida que incluya el despliegue de fuerzas estadounidenses en Siria es mucho menos probable en este momento.
El presidente también ha declarado que el uso de armas químicas por parte de Assad es una "línea roja" que provocaría medidas fuertes de Estados Unidos.
Varios aliados de Washington, como Francia y Gran Bretaña, dicen que han determinado casi con toda seguridad que las fuerzas sirias han usado niveles bajos del gas venenoso sarín en varios ataques, pero Washington todavía está estudiando la evidencia. Los funcionarios estadounidenses dijeron que en las reuniones de esta semana se estudiarán respuestas a la situación cada vez más deteriorada en Siria, sin importar la confirmación del posible uso de armas químicas.
Cualquier intervención tendría amplias ramificaciones para Estados Unidos en la región. Acercaría a Washington a un conflicto que ya ha provocado la muerte de casi 80 mil personas desde que Assad inició una ofensiva contra manifestantes inspirados en la Primavera Árabe de marzo de 2011 y desató una guerra que se define cada vez más por choques sectarios entre los rebeldes suníes y el régimen, dominado por los alauíes.
Tal participación enfrentaría esencialmente a Estados Unidos y sus aliados regionales, Arabia Saudí, Turquía y Catar, en una guerra a través de terceros contra Irán, que entrega buena parte de los materiales que necesitan las fuerzas de Assad y, a través de Jezbolá, una cantidad de hombres cada vez mayor. WASHINGTON (AP)