Electores descontentos entregan el Senado a republicanos

El creciente descontento con el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, produjo el martes 4 de noviembre un Senado controlado por los republicanos que se unirá a la Cámara de Representantes en las confrontaciones con la Casa Blanca en materia de energía, medio ambiente, salud y otras cuestiones en los dos próximos años. El nuevo Congreso de mayoría republicana plantea a Obama una perspectiva en la que se verá forzado a elegir cuándo veta, alcanza un compromiso o cede.

La media docena de senadores republicanos que reemplazarán a candidatos demócratas en el sur, medio oeste y las Rocosas tienen algo en común: realizaron campañas centradas casi por entero en atacar al presidente y un estilo de gobierno que describieron como autoritario y lejano.

Los legisladores ofrecieron pocos detalles sobre cómo podrían abordar los principales problemas del país, como el déficit presupuestario y la inmigración. Eso al parecer no importó.

Ahora que los demócratas del Senado pueden ejercer el filibusterismo contra republicanos que lo emplearon a menudo, no está claro si un Congreso de mayoría conservadora podrá aliviar el punto muerto en el que se encuentra el gobierno más de lo que hizo una cámara dividida. El nuevo líder de la mayoría será el veterano senador Mitch McConnell, de Kentucky y con 30 años en el cargo a sus espaldas, que alternó entre el desafío y la conciliación tras derrotar a Alison Lundergan para comenzar su sexta legislatura.

“Durante demasiado tiempo, este gobierno ha intentado decirle al pueblo americano lo que es bueno para ellos y después culpar a otros cuando sus políticas no funcionaron”, dijo McConnel a sus entusiasmados seguidores.

El senador añadió que un sistema de dos partidos “no significa que tengamos que estar en eterno conflicto”.

Los republicanos tenían motivos para alardear. Arrebataron los puestos a senadores demócratas en Arkansas, Colorado y Carolina del Norte y sucedieron a demócratas que se retiraban en otros cuatro estados. Lo que es igual de importante, aguantaron el tipo ante aspirantes fuertes en Kentucky, Georgia y Kansas.

Horas después de que cerrasen la mayoría de los centros de votación, los resultados de Virginia y Alaska no estaban claros. Louisiana se dirigía a una segunda vuelta el 6 de diciembre entre la senadora demócrata Mary Landrieu, que sirvió tres legislaturas, y el republicano Bill Cassidy. Pero la mayoría republicana en el Senado estaba garantizada al margen de esos resultados.

El senador de Nevada Harry Reid, que volverá a la minoría tras ocho años como líder de la mayoría, felicitó a McConnel y dijo que los votantes “quieren que trabajemos juntos”.

Pero algunos republicanos tornaron rápidamente sus declaraciones de la noche electoral contra la probable candidata demócrata a la presidencia Hillary Rodham Clinton, en un indicio de que la estrategia política con vistas a los comicios de 2016 podría complicar el trabajo del nuevo Congreso.

Los republicanos se anotaron una enorme victoria en Colorado, donde Cory Gardner derrocó al demócrata Mark Udall tras su primera legislatura. La hazaña fue notable porque Obama ganó en Colorado dos veces, a diferencia de otros estados donde los republicanos hicieron sus mayores ganancias.

Udall presentó a Gardner como una amenaza para los derechos reproductivos de las mujeres. Pero Gardner respondió con la táctica empleada por todos los republicanos en carreras ajustadas: vincular sin tregua a su rival con el presidente.

En Carolina del Norte, el presidente de la cámara estatal, Thom Tillis, arrebató el escaño a Kay Hagan, una sorpresa para muchas encuestadoras.

En Arkansas, el novato Tom Cotton derrotó al demócrata Mark Pryor tras dos legislaturas en un estado que ha girado de forma drástica hacia los republicanos desde que Bill Clinton, nativo del estado, salió de la Casa Blanca. Pryor, el último demócrata de la delegación legislativa de Arkansas, es el hijo de un popular ex gobernador y senador. Pero Arkansas se ha vuelto muy republicana, y en 2012 Obama perdió por 24 puntos porcentuales en la región.

Como se esperaba, Shelley Moore Capito, de Virginia Occidental, se hizo con el escaño del demócrata Jay Rockefeller, que se retiraba. El ex gobernador Mike Rounds, de Dakota del Sur, asumió el puesto de otro senador que se jubiló, Tim Johnson. Y en Montana, Steve Daines hizo lo mismo con el escaño de John Walsh.

En Iowa, donde el veterano senador demócrata Tom Harkin se retiraba, la republicana Joni Ernst derrotó al demócrata Bruce Braley. Ernst emitió un anuncio de televisión en el que hablaba de cómo había castrado cerdos en la granja donde se crió. Prometió “cortar cerdo” en Washington.

Un destello positivo para los demócratas fue la victoria de la senadora Jeanne Shaheen en Nueva Hampshire sobre Scott Brown, un ex senador de Massachusetts.

En Georgia, donde el senador Saxby Chambliss se retira, el ejecutivo corporativo David Perdue mantuvo el puesto en el partido republicano ante el desafío de la demócrata Michelle Nunn.

Pat Roberts, un republicano tres veces senador por Kansas, evitó una bochornosa derrota ante el independiente Greg Orman. No había ningún candidato demócrata.

En Virginia, el republicano Ed Gillespie planteó un desafío inesperado al demócrata Mark Warner.

Por su parte, el senador demócrata Mark Begich, en su primera legislatura por Alaska, se enfrentaba al republicano Dan Sullivan en un estado donde Obama perdió por mucho.

Los republicanos celebraron la victoria del senador Tim Scott, de Carolina del Sur, como primer senador negro de un antiguo estado Confederado elegido desde la Reconstrucción. Fue nombrado al Senado el año pasado, y el martes pasado ganó su propio escaño. Washington (AP)

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