Un documental que se estrena en la cadena de televisión pública PBS muestra la situación de miles de extranjeros que prestaron servicio en las Fuerzas Armadas de Estados unidos y ahora enfrentan la posible deportación.
El documental "American Exile", producido por John Valadez y Carleen Hsu y filmado a lo largo de siete años, se enfocó entre otros en el caso de Valente y Manuel Valenzuela, ambos con servicio en combate durante la Guerra de Vietnam.
Medio siglo después de su retorno a Estados Unidos los hermanos recibieron notificaciones de deportación por delitos menores cometidos después de que completaron su servicio militar.
Una reforma de las leyes de inmigración durante la presidencia de Bill Clinton en la década de 1990 estipuló que una serie de delitos menores, como la ausencia de una audiencia en tribunales o la posesión de drogas, se considerarían delitos graves que podrían conducir a la deportación.
Los extranjeros pueden servir en las Fuerzas Armadas pero han de tener residencia legal permanente en Estados Unidos. Cuando se enrolan pueden solicitar la ciudadanía, pero si luego cometen delitos y han pasado tiempo en la cárcel, su extranjería pesa más que su servicio militar.
Según el Departamento de Defensa, actualmente hay unos 30 mil extranjeros que prestan servicio activo en las fuerzas militares.
Por su parte, el Instituto de Política Migratoria calculó que en 2018 había unos 530 mil veteranos militares extranjeros, de los cuales el 17 % eran mexicanos y otro 17 % eran filipinos.
El representante demócrata Mark Takano, de California, presentó en febrero pasado en el Congreso un proyecto de ley para atender la situación de esos veteranos, y la iniciativa ya ha conseguido al menos 55 co-patrocinadores.
La semana pasada los senadores demócratas Álex Padilla, Diane Feinstein y Elizabeth Warren y el independiente Bernie Sanders presentaron una versión del proyecto de ley en la Cámara Alta.
La semana pasada en San Ysidro, en California, Robert Vivar, dirigente de veteranos deportados en Tijuana (México), regresó a Estados Unidos nueve años después de haber sido expulsado del país.
Vivar se convirtió en el primer beneficiario de una iniciativa de la Administración de presidente, Joe Biden, que busca ayudar a regresar a Estados Unidos a veteranos deportados y a familiares de exmilitares que han sido expulsados del país.
Aunque Robert Vivar no es veterano de las Fuerzas Armadas sí es padre de dos veteranos y desde su segunda deportación en 2013 se convirtió en activista en favor de los exmilitares y las madres que habían sido deportados.
Desde que el presidente Biden asumió el cargo en enero pasado, Vivar pasó a ser parte de una coalición que se dedica a ayudar a migrantes en el campamento instalado en la frontera de Tijuana y en los cerca de 20 albergues para migrantes.
Esa coalición, la Alianza Humanitaria El Chaparral, ha ayudado a que más de 900 migrantes, sobre todo los más vulnerables, hayan cruzado a Estados Unidos para recibir ayuda mientras avanzan en las cortes sus peticiones de asilo. Washington (EFE)