Se sabe que las cosas importantes quedaron sin hacer: no hubo reforma migratoria, no se corrigió el sistema de recaudación de impuestos y no se modificaron las leyes para la tenencia de armas. Ahora queda por ver si el Congreso de Estados Unidos hará siquiera lo más básico antes de irse de vacaciones.
Faltan apenas dos semanas para el receso, y definitivamente los logros de los legisladores son escasos, debido a la polarización política, la campaña para las elecciones legislativas de noviembre y los mensajes ambivalentes del gobierno.
Los legisladores deben hallar maneras de financiar la construcción de carreteras, mejorar la atención médica para los veteranos de guerra y lidiar con la ola de niños sin acompañantes que llegan a la frontera sur, procedentes de países centroamericanos.
Una de las piezas clave es la ley que permitirá que el gobierno pueda funcionar más allá del inicio del año fiscal, el 1 de octubre; la Cámara de Representantes ha concluido siete de los 12 proyectos, pero el Senado no ha hecho ninguno. Las gestiones para reanudar el proceso de asignaciones en el Senado ha degenerado en un enfrentamiento sobre si los republicanos tienen derecho a proponer enmiendas a los proyectos.
“Hay que ser optimistas y hay que seguir trabajando”, dijo el martes Nancy Pelosi, la líder de la minoría demócrata en la cámara baja.
Añadió que “es simplemente asombroso, pero diga lo que diga el presidente, los republicanos se van a oponer”.
Es muy probable que ni siquiera habrá acuerdo para aprobar los 3.700 millones de dólares que el presidente Barack Obama ha solicitado para lidiar con la crisis de los niños migrantes. El obstáculo principal es una ley que data del 2008 y que estipula que los menores de edad, muchos de los cuales están huyendo de la violencia en sus países, deben tener una audiencia ante un juez de inmigración.
Al preguntársele si habrá un acuerdo, el senador republicano John McCain, quien ayudó a redactar una ley migratoria el año pasado, respondió: “Lo dudo”.
Fuentes legislativas de ambos partidos dicen que la controversia sobre esa ley prácticamente ha hundido toda esperanza de aprobar los fondos que ha solicitado el presidente. El gobierno de Obama ha enviado señales contradictorias sobre si está dispuesto a modificar la ley, algo que para los republicanos es una condición indispensable. Los demócratas en el Congreso se oponen a usar los fondos de emergencia para impulsar una modificación a la ley.
El líder de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid, acusó a los republicanos de “mantener niños como rehenes con tal de lograr su propósito”.
El senador republicano Lindsey Graham, quien trabajó en el proyecto de ley migratoria, descartó la posibilidad de un acuerdo. “Ningún republicano va aprobar un gasto de miles de millones de dólares sin que haya cambios a esa ley”, declaró Graham.
Además, las negociaciones para mejorar la atención médica a veteranos se han estancado debido a la solicitud del gobierno de 18 mil millones de dólares para contratar a 10 mil médicos, enfermeras y otros profesionales de la salud. WASHINGTON (AP)