Por Josh BOAK
Diez años después de que estalló la burbuja hipotecaria, a lo largo y ancho de Estados Unidos se vive una situación preocupante: los precios de las propiedades se recuperaron, los propietarios están de parabienes... y las personas que alquilan se las ven en figurillas para comprar.
Las personas que compraron hace tiempo y conservaron sus viviendas están felices. Sus propiedades se valorizaron y pagan tasas de interés bajísimas.
Pero una creciente cantidad de gente ha quedado condenada a alquilar: el alza de los costos, los salarios estancados y precios cada vez más altos hacen que les resulte casi imposible adquirir una vivienda propia.
Las posibles consecuencias de esto son desalentadoras para un país en el que hay una alarmante desigualdad económica: El patrimonio de la mayoría de la gente lo representa el valor líquido de su vivienda y el que haya más gente alquilando implica que menos personas cuentan con esa seguridad financiera derivada de una vivienda propia.
Casi dos tercios de las personas adultas son propietarias de su casa. Y mucha gente alquila por decisión propia, no por necesidad. Pero ser propietario de la casa donde uno vive ha sido siempre parte del “sueño americano” y está resultando más difícil hacerlo realidad, pues los precios de los alquileres están aumentando al compás de la demanda, lo que hace que resulte más difícil ahorrar para comprar.
“No es un panorama alentador”, afirmó Svenja Gudell, economista en jefe de Zillow, la empresa online que ofrece información inmobiliaria. “Hay un grupo de gente que no va a poder comprar una casa. Que vive al día y no tendrá posibilidades de comprar”.
Joe Fabie y su esposa no pueden hacerlo, al menos por ahora.
Se radicaron en Mount Pleasant luego de completar la carrera de abogados en Pittsburgh. Les encanta su barrio con sus vistas del puerto, las casas de tejado de zinc y sus robles.
Pero el alquiler de su departamento de un dormitorio subía constantemente y no les permitía ahorrar como para comprar. De modo que la pareja se mudó a un barrio más barato, en la esperanza de poder ahorrar algo.
“Mount Pleasant tiene el mejor distrito escolar, por eso nos gustaría vivir allí”, dijo Fabie, de 27 años. “Pero en el mejor de los casos debes pagar 300 mil dólares por una casita bastante venida a menos”.
Un análisis exclusivo que hizo la Associated Press de información del censo en 300 comunidades indicó que hay dos fuerzas principales que amplían la brecha entre quienes son propietarios de sus viviendas y quienes alquilan.
-Las tasas de interés más bajas de la historia han permitido a los propietarios refinanciar sus hipotecas y reducir significativamente sus pagos mensuales.
-Una combinación de factores hace que aumente la demanda de viviendas en alquiler y el porcentaje de personas dueñas de su casa cayó al 63,5%, su nivel más bajo en casi 48 años.
Esa demanda hace que suban los alquileres, lo que a su vez conspira en contra de las posibilidades de la gente de comprar casa, pues no tienen posibilidades de ahorrar.
Las consecuencias de la burbuja hipotecaria siguen visibles en sitios como Las Vegas, donde hay miles de viviendas en poder de bancos, que podrían inundar el mercado si los precios se recuperan lo suficiente. Casi la mitad de la población de Las Vegas alquila hoy, comparado con menos de un 40% hace una década.
Considere el caso de Piedmont Park, un barrio de Apopka, antiguo centro agrícola cerca de Orlando hoy ocupado por complejos de viviendas.
Antiguamente una de cada 10 viviendas era alquilada. Hoy lo son casi la tercera parte.
Muchas son propiedad de un banco, que las adquirió en procesos de ejecuciones hipotecarias. Los precios que pagó representarían una hipoteca de 500 dólares por mes.
Erika Pringley, despachadora de la policía de 42 años, paga un alquiler de mil 310 dólares por la vivienda de tres dormitorios que alquila con su marido.
Pringley, quien trabaja para la Patrulla de Carreteras de la Florida, espera comprar algún día, si consigue saldar sus deudas.
“A mi edad, quiero algo que sea mío”, expresó.
Los alquileres altos impiden que mucha gente adquiera un patrimonio propio a través de una vivienda. El patrimonio promedio de la gente que es propietaria de su casa es de 150 mil 506 dólares, según un estudio que difundirá pronto el Urban Institute’s Housing Finance Center.
En otros sitios, una creciente prosperidad conspira para impedir que la gente que alquila pueda comprar.
Una gran cantidad de gente joven con títulos universitarios está invadiendo los mejores mercados laborales, donde los alquileres son desproporcionalmente altos.
En la última década, la cantidad de personas de menos de 35 años con títulos universitarios subió más de un 50% en Washington, para llegar a 100 mil. La Calle 14, muy venida a menos, se llenó de repente de departamentos caros, boutiques y bistrós.
Todo esto generó una paradoja en Washington: Los ingresos aumentan, lo que generalmente se traduce en más compras de viviendas, pero el porcentaje de gente que es propietaria de su casa baja.
Tasas de interés por debajo del 4% permitieron a Jim Phillips, de 51 años, comprar varios departamentos en condominios y alquilarlos sacando ganancias. “La llegada de tanta gente joven me da oportunidades”, dijo Phillips. “Ya he comprado dos condos. Mi meta es comprar uno por año”.
Abundan las oportunidades para quienes tienen dinero o ya son propietarios.
Alpana Patel y su esposo compraron una casa de 845 mil dólares en San Marcos, a 56 kilómetros (35 millas) de San Diego, en el 2007. Sacaron una hipoteca con interés variable a partir de un 6,7%, en la que pagaron sólo intereses en los primeros años. Incluidos hipoteca, impuestos y seguro, sus gastos mensuales eran de 6 mil dólares.
Refinanciaron en el 2013 con una tasa del 3,75% y se ahorraron 2 mil dólares mensuales.
La pareja decidió alquilar esa vivienda a un precio que cubre casi completamente la hipoteca y comprar una segunda propiedad más grande para vivir.
“Ahora podemos tener dos casas porque resistimos la primera época”, dice Patel. MOUNT PLEASANT, South Carolina, EE.UU. (AP)