Análisis: Putin ignorará a Occidente sobre Ucrania

Por Lynn BERRY

Desde que tomó el control de Crimea, la popularidad del presidente ruso está por los cielos y la oposición ha callado. Así que cuando el vicepresidente norteamericano le pidió a Rusia que bajara el tono de las tensiones en Ucrania, Putin tenía pocas razones para escucharlo.

Envalentonado por la euforia nacional sobre la anexión de Crimea, Putin la ha tomado contra las pocas voces críticas en Rusia y ha neutralizado aún más a los medios noticiosos. El martes, un tribunal allanó el camino para encarcelar a su crítico más franco.

El líder opositor Alexéi Navalny fue declarado culpable de injuriar a un legislador y le impusieron una multa equivalente a 8.400 dólares. Como resultado, es posible que lo encarcelen durante el juicio de otro caso que comienza el jueves y si lo declaran culpable lo envíen a prisión.

Navalny estuvo a punto de ser encarcelado el verano pasado, cuando desarrollaba una fuerte campaña por la alcaldía de Moscú, pero cuando lo declararon culpable miles se lanzaron a las calles a protestar. El Kremlin evidentemente calculó que era mejor permitirle postularse a la alcaldía, pero Navalny sorprendió a todos al terminar en segundo lugar con 27% de los votos.

Pero ahora Putin, con su índice de aprobación en 80%, ya no está dispuesto a tolerar ninguna crítica.

Putin ha comenzado a calificar a sus críticos de “traidores nacionales”, lo que significa que cualquiera que se oponga al Kremlin sirve a los intereses de Occidente. Incluso ha comparado a los rusos que se oponen a su agresión en Ucrania a los bolcheviques, que aprovecharon la derrota rusa en la Primera Guerra Mundial para la revolución de 1917.

Navalny, quien desde hace años ha librado una campaña incansable por exponer la corrupción en el gobierno, escribió el mes pasado una columna de opinión en el diario The New York Times en que exhortó a Estados Unidos a sancionar a los allegados más cercanos de Putin por la anexión de Crimea. Al día siguiente, cinco de las personas mencionadas por Navalny fueron sancionadas.

El opositor sabía que el Kremlin lo haría pagar por deleitarse con las sanciones. “Es hora de preparar la maleta para irme a la cárcel”, escribió en Twitter.

La prohibición de entrar a Estados Unidos y la Unión Europea, así como el congelamiento de activos a funcionarios rusos han sido recibidos con bravuconería y mofas en Moscú, y los afectados han dicho que se sienten orgullosos de que los hayan sancionado. Pero las sanciones han afectado la economía rusa al asustar a los inversionistas e impulsar la inflación con la pérdida de valor del rublo.

Estados Unidos y la UE han dicho que incluirán a más personas en la lista e impondrán más sanciones contra los sectores bancario y energético de Rusia si Moscú no cumple lo prometido en un acuerdo internacional sobre Ucrania firmado la semana pasada en Ginebra.

El vicepresidente estadounidense Joe Biden dijo que Rusia debe “dejar de hablar y comenzar a actuar” a la brevedad para aliviar la tensión en Ucrania si desea evitar más sanciones. “No permitiremos que esto se convierta en un proceso interminable”, dijo Biden el martes en Kiev, la capital de Ucrania.

Biden exhortó a Moscú a que alentara a las fuerzas pro rusas que han ocupado numerosos edificios gubernamentales el este de Ucrania a deponer las armas y “buscar una solución política a sus quejas”.

Pero la amenaza de violencia ha aumentado. El presidente en funciones de Ucrania reportó el martes ya tarde que se encontraron los cuerpos de dos personas que, dijo, fueron secuestradas por fuerzas pro rusas, y se informó que un avión militar ucraniano fue blanco de disparos de armas de fuego.

El presidente en funciones Aleksánder Turchínov ordenó a las fuerzas de seguridad reanudar las operaciones “antiterroristas” en el este, aunque operaciones anteriores han tenido poco efecto.

La meta de Putin es evitar que Ucrania se acerque más a la Unión Europea y la OTAN, pero cómo se propone lograrlo es una interrogante abierta.

Pero en momentos en que las voces disidentes en Rusia callan, Putin quizás sólo necesita determinar hasta dónde Occidente está dispuesto a llegar. MOSCÚ (AP)

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