Por Joan LOWY
Un avión de Southwest Airlines aterrizó el mes pasado en un aeropuerto equivocado en Missouri y lo mismo le pasó a la tripulación de un jumbo de carga a fines del año pasado en Kansas.
Desde inicios de la década de 1990, al menos 150 vuelos comerciales de Estados Unidos aterrizaron en el aeropuerto equivocado o bien los pilotos estaban por aterrizar y se dieron cuenta de su error a tiempo, de acuerdo con una investigación de The Associated Press a las bases de datos de seguridad del gobierno e informes en los medios de comunicación.
En casi todos los casos, los pilotos se basaron en lo que podían ver en lugar de confiar en sus equipos automatizados.
En Estados Unidos hay un punto que es particularmente conflictivo: San José, California.
La lista de aterrizajes en el sitio equivocado incluye seis informes de pilotos preparándose para aterrizar en otro lugar: Moffett Field, un aeropuerto que manejan conjuntamente autoridades civiles y militares, cuando su destino original era el Aeropuerto Internacional de San José, unos 10 kilómetros al sureste. Ambos aeropuertos están al sur de San Francisco, en el Valle del Silicio de California.
“Estos eventos ocurren varias veces cada invierno en medio del mal tiempo, cuando trabajamos en la pista 12”, dijo un controlador aéreo del aeropuerto de San José, en un informe de noviembre de 2012 que describió cómo un avión se dirigió a Moffett después de haber recibido autorización para aterrizar en San José.
Un controlador en otro aeropuerto, que se dio cuenta en el radar del inminente aterrizaje erróneo, advirtió a sus colegas mediante una línea telefónica de emergencia que permite que se oiga su voz directamente en los altavoces de la torre de San José. El avión cambió de dirección a tiempo.
En casi todos los casos, los controladores autorizaron a los pilotos a dirigir el avión con base en lo que podían ver en lugar de confiar en los sistemas automatizados.
Muchos de estos incidentes ocurren por la noche. Posteriormente, los pilotos informaron que se sintieron atraídos por las luces de pista del primer aeropuerto que vieron durante la fase de descenso.
Algunos pilotos dijeron que prefirieron hacer caso omiso del equipo de navegación —que mostraba que los aviones estaban ligeramente fuera de curso— debido a que esa información no coincidía con lo que estaban viendo por las ventanas: una pista justo adelante.
“Tienes estas luces de pista, las ves y piensas que te dicen: ‘Ven a mí, ven a mí, te voy a dejar que aterrices aquí’. Son como las sirenas de los océanos”, dijo Michael Barr, un ex piloto de la Fuerza Aérea que enseña seguridad aérea en la Universidad del Sur de California. WASHINGTON (AP)